Marruecos: Desert Run 2013 (4 de 5): 3ª Etapa: Mitad del desierto – Oasis de Tisserdimine



Tercera y última etapa de la Desert Run, bordeando el desierto de Erg Chebbi para terminar en el oasis de Tisserdimene. La más larga, la mas temida: 26 kilooometros después de unos cuantos en las piernas acumulados los días anteriores.





Sábado, 2 de noviembre de 2013

Etapa:
La etapa comenzaba en mitad de la nada, allí mismo colocaron el arco de salida. Desde este punto, el recorrido seguía por una pista de tierra hacia el norte, casi en línea recta, rodeando el Erg Chebbi por la cara este (En la etapa anterior habíamos ido hacia el sur por la cara oeste). Avanzábamos prácticamente en paralelo a la frontera de Argelia, hasta llegar al oasis de Tisserdimene donde esperaba el arco de meta.

El terreno, como prometió Joan, hoy sin dunas. Pista de tierra, pedregoso en algunos tramos y prácticamente plano.

No había dunas, pero si una parte complicada, desde antes del kilómetro 24 hasta casi el 26 la ruta pasaba por el  antiguo cauce de un río y el terreno era bastante arenoso y difícil de correr por él.
Como siempre, avituallamiento cada 4 o 4,5 kilómetros, así que hoy teníamos 5... falta nos harían...



3ª Etapa: 26 kilómetros hacia el norte

La ruta en wikiloc --> aquí


La Carrera


La noche la habíamos pasado en el hotel Kasbah Tombouctou, dormimos como lirones. Los pies maltrechos del día anterior no amanecieron del todo mal, alguna molestia pero leve.

Tras el desayuno, tocaba de nuevo cerrar las maletas y llevarlas al camión para seguir este viaje tan nómada hacia un nuevo destino.

Ya todos vestidos de faena a montar en los Toyota hacía un punto secreto en mitad del desierto. 

Nos vamos


Hoy etapa final, traje de etiqueta: la camisita que habíamos preparado para la ocasión: verde con nuestro logo y el lema de “¡¡Ay señor, jubílame pronto!!” y de etiqueta también la foto con nuestro campeón del mundo de maratón Martín Fiz.

En esta foto hay un campeón del mundo y no va de verde ¿quién es de los tres?


El trayecto en los 4x4 como siempre... a toda máquina, por los caminos, por la arena, dando algún pequeño salto... Mis hijas se lo pasaban mejor que en el parque de atracciones. El conductor dio un pequeño rodeo y nos enseño la casa donde había nacido, una pequeña vivienda de adobe medio hundida en una aldea abandonada. Cuesta pensar como podía vivir allí una familia con seis hijos, alejados de todo tipo de servicios (médico, escuela,...), sobreviviendo con una cabra y poco más; y como hoy este hombre hoy habla varios idiomas, carnet de conducir, un trabajo,...

Llegamos a la explanada mas grande que jamás había visto, ni siquiera en tierras castellanas, kilómetros y kilómetros a la redonda de nada.

Suelo pedregoso del desierto

Al fondo las dunas

Preparando la salida desde el centro de la nada

Hoy de verde

Llegada la hora, recuento de corredores y el inmenso Martin Fiz, como cada día, inicia la cuenta atrás, 10, 9, 8..... Vaaaaaaaaaaaamonos.

Se inicia la última etapa de la Desert Run, y lo de “última” lo digo con pena. Los corredores que quedan en activo (la mayoría) salieron fuerte, como quemando el último cartucho. Nosotros como siempre en cola de pelotón, al “tran tran”, nos quedaba mucho por delante... que disfrutar.

Martín Fiz, nada mas salir, ya nos sacaba un kilómetro


En esta primera parte, el camino partía recto hasta el infinito y más allá. Como en la etapa anterior veíamos el Erg Chebbi por la izquierda, aunque hoy la sombra la llevábamos por delante.


Inicio de carrera, anda que no queda...

No llevábamos mal ritmo, sobre 6:20 min/km los primeros kilómetros hasta que llegamos al primer avituallamiento. Allí estaban las niñas esperándonos con las botellas de agua en la mano y animando sin parar. Paramos nosotros como de costumbre: beber, refrescarse, un beso a las niñas, un achuchón... ¡Papá, que estás sudao!.

Primer avituallamiento, mis hijas de avitualladoras

... y de nuevo en ruta.

desierto

Durante esta etapa volvimos a coincidir con una pareja que hacía tramos corriendo - tramos andando, cuando corrían los íbamos viendo por delante, cuando andaban los pasábamos y cuando nosotros parábamos en los avituallamientos nos volvían a pasar. Así varias veces durante los primera parte de la carrera, luego quedaron atrás.

Los mojones aquí no son de piedra

Esta vez llevábamos reservas sólidas ambos dos. Marga el día anterior no tomó nada sólido durante la carrera y creo que eso le afectó en la última parte de la etapa. Hoy se había cogido un dátil para tomar antes de cada uno de los avituallamientos, los dátiles son bastante energéticos. Yo seguí con mi dieta de plátanos, como el día anterior llevaba un par de ellos.

Los kilómetros iban pasando, lentos pero constantes. Hasta el segundo avituallamiento en el kilómetro 9 seguimos manteniendo un buen ritmo, entre 6:20 y 6:30 min/km. Era un ritmo cómodo que nos permitía disfrutar de un paisaje al que no estábamos acostumbrados e ir grabando imágenes en la memoria para el recuerdo. También iba haciendo algunas fotos, por si la memoria fallaba.

Kilómetro 8, como se puede ver

El camino era prácticamente recto, una línea recta en medio de la nada. A lo lejos, durante toda esta parte del camino íbamos viendo por la izquierda los arenales del Erg Chebbi y por la derecha, mas a lo lejos, una especie de cadena montañosa que marcaba la frontera con Argelia

Las montañas que se ven en el horizonte son la frontera con Argelia

Por el otro lado, el Erg Chebbi

El kilómetro 10 lo pasamos en 1 hora y 5 minutos, a una media de 6:30, teniendo en cuenta que parábamos en cada avituallamiento no era mala media para nuestras expectativas. Este ritmo lo mantuvimos algún kilómetro más.

Esta parte de la etapa fue bastante solitaria, no llevábamos corredores cerca, ni por delante ni por detrás y la zona estaba muy desolada, de vez en cuando veíamos alguna haima o algún humano, pero prácticamente nada, sólo desierto.

Haima al fondo a la derecha... ¿al fondo a la derecha?¿no será el servicio?

Familia motorizada, no se aprecia mucho en la foto, pero en ese ciclomotor va un hombre, una mujer y un niño

A partir del tercer avituallamiento ya bajó un poco el ritmo, se notaba el cansancio acumulado y el calor. Seguíamos relajados, tranquilos, saboreando el entorno pero ya se empezaban a notar las piernas pesadas.

Poco después vimos, más adelante, que algo se nos iba a cruzar en el camino. Corriendo por el campo se me han cruzado perros, vacas, ovejas y una vez hasta un corzo, pero en la vida se me había cruzado un rebaño de camellos, ¿Muerden?

Algo a lo lejos corría hacia el camino

ya no tan lejos se distinguía lo que era...

...nuestros fans venían a saludar

El presidente del club de fans encabezaba la marcha

Bueno, pues no mordían... ni tampoco cruzaron el camino, se quedaron parados al borde, observándonos... y nosotros seguimos.

Seguía siendo desierto muy desierto, aunque por esta zona, de vez en cuando se veía alguna pequeña construcción de adobe, me surgían incertidumbres runneras (esos pensamientos que te vienen a la cabeza cuando vas corriendo) ¿Cómo decide un “paisa” en que punto concreto de la inmensidad del desierto va a construir su casa? ¿Por el agua? No se veía ningún pozo, ¿Por la cercanía al camino, pero por qué aquí y no un kilómetro mas adelante o 3 mas atrás?¿El desierto tiene propietario o uno construye donde le sale? En fin, dudas que te vienen a la mente, la cabeza siempre está ocupada...las piernas en piloto automático.

la soledad del corredor o corredora

casa en medio de la nada. ¿Porqué ahí?

Duplex

Aquí seguro que no molestan los vecinos

Casa y haima, esta zona tenía una alta densidad de población

Continuábamos corriendo, ya notaba a Marga cansada, hoy no hacía falta frenarla, le sentía la respiración más rápida de lo habitual y la espalda ya no la veía tan recta. Aunque ella decía que iba bien, yo sabia que no tanto. Al menos las ampollas en los pies del día anterior no le estaban molestando demasiado. Trataba de animarla, pero el camino estaba empezando a hacerse duro, aunque seguíamos cogiendo algún corredor.

A otro que cogimos, no era Martín Fiz, Martín ya había llegado meta y se había duchao

Pasamos el kilómetro 21 (media maratón) en 2 horas 22 minutos, nos salía una media de 6:46 min./km.  Teniendo en cuenta que habíamos parado en los 4 avituallamientos, no estaba tan mal.

Una cosa estaba clara, una vez pasada la media maratón, ya llegábamos a meta aunque fuera andando. Hasta el rabo todo es toro, dicen, pero salvo que tuviéramos un problema de lesión, la cosa estaba hecha, era cuestión de seguir, poco a poco, disfrutando del entorno, fijándonos  en los detalles, en el horizonte, en todo, en la nada.

La parte mala, era que sólo quedaban 5 kilómetros para que esta impresionante carrera se acabase. Así que con una mezcla de alegría porque lo estábamos consiguiendo y de tristeza porque la etapa se iba acabando seguimos adelante.

Aunque el terreno era llano, la carrera empezaba a ponerse cuesta arriba

Llegamos al kilómetro 22, último avituallamiento de la etapa y de la carrera. Como siempre paramos, agua, ya más de una botella, hacia calor, nos refrescamos, nos animan - ¡¡Ya está hecho!!- nos dicen.

¡¡ Vamos!! , tiramos “pa’lante”, seguimos corriendo, ahora a un ritmo cercano a 7:00 min/km., veo a Marga muy cansada, pero yo sabía que cansada o no iba a seguir hasta el final. Intento animarla y distraerla, ¡¡Hay que recrearse en los últimos kilómetros, que esto se acaba, respira, disfruta!! Daban ganas de ir más despacio para que no acabara tan pronto, pero no, seguimos. Intento también retarla:  -“Si aceleramos un pelín terminamos en menos de 3 horas”-  le digo, pero por la mirada que me hecha intuyo que no le seduce la idea.

Kilómetro 23, empieza la zona difícil (la puntilla de la etapa). Este último tramo hasta la meta discurre por el curso seco de un rio, dunas no hay, pero arena por un tubo. Se hace difícil la marcha, pero en ningún momento, aunque sea al trote, dejamos de correr. Alcanzamos a otros corredores que pasan la zona andando.

A la vista el kilómetro 24 y al fondo el oasis

El terreno se pone mas difícil, además de la arena, hay una zona de piedras, pero la parte buena (o mala, según se mire) es que ya se ve el oasis donde está el arco de meta, ya queda poco.


por allí, todo recto

Aún nos queda una última sorpresa, en el kilómetro 25 estaban los Señores Marín Fiz y Ana Churruca, animando a los corredores que iban llegando. ¡¡Muchas gracias por ser tan grandes!!. Esto nos da un extra de fuerzas (como el último dátil de la carrera), apretamos un poquito.

Esto es "Antes": cuerpo doblado, manos caídas, arrastrando los pies, lengua fuera,... ¡¡no podía con su alma!!.

Esto es "Después": Cuerpo recto, zancada larga, braceo ágil, respiración abdominal...¡¡¡Es el efecto FIZ!!!

Seguimos. Unos 500 metros antes de llegar a la meta vemos que vienen al encuentro nuestras hijas para correr con nosotros los últimos metros y entrar juntos en meta.

¡¡¡ LO CONSEGUIMOS !!!

Los cuatro entramos en meta brazos en alto, lo habíamos conseguido: terminar la Desert Run habiendo disfrutado de sus 62 kilómetros. 

Estábamos henchidos de satisfacción, todo lo contrario de lo que decían los Rolling (I can’t get no satisfaction), aunque a mí la canción que me venía a la mente era la de “Felicita”, ¡Cómo están las cabezas!... a un rockero como yo le viene a la cabeza una canción de Albano y Romina...

La familia piernas terminó la Desert Run

Habíamos terminado, al entrar en meta, Alex Calabuig, micrófono en mano, nos pregunta por el lema de la camiseta “Ay señor, jubílame pronto”... pues eso que nos gustaría no tener que trabajar y tener tiempo para hacer más de estas...

Habíamos llegado al oasis de Tisserdimine, lo habíamos conseguido. Las caras que se veían alrededor eran de felicidad, sonrisas de oreja a oreja, satisfacción. Ahora tocaba estirar, sonreír, relajarse, regocijarse, quitarse las zapatillas, dar libertad a los pies, volver a sonreír, recuperarse, aplaudir a otros corredores que iban llegando, beber, brindar, comer algo, dar la enhorabuena a otros compañeros, en fin, disfrutar del momento.

Zona de descanso en el oasis, a la sombra

Estirar, liberar los píes, descansar... wasapear

¡¡Felicita!!
Mención especial merecen las zapas que después de 900 kilómetros y sin ser específicamente zapatillas de trail aguantaron las tres etapas perfectamente llevando mis pies con suavidad.
Estas Brooks Pure Flow son las mejores zapatillas que he tenido, con las que mas cómodo me he sentido, mas ligero y las que me han permitido sentir la pisada para mejorarla, después de probarlas ponerme las anteriores era como llevar una tabla en cada pie (que conste que no me patrocina Brooks).

las puritas
Habíamos hecho un tiempo en esta etapa de 3 horas 1 minuto y 25 segundos, a un ritmo medio de 6:59 min/km.
Mientras llegaba el resto de corredores tocaba relajarse un rato e ir a asearse un poco con el agua del pozo, qué mas se puede pedir, ¡Estamos en mitad del desierto!... los oasis no son como en las películas, aunque en este paraje increíble se rodó parte de la película “Sáhara”...

Plátanos y dátiles, ni geles ni leches... donde esté lo natural

Zona comunitaria de aseo

...e incluso darse un masajito, a esta carrera no le faltaba de nada ¡¡Qué organización!!.

No siento las piernas

Las niñas a su bola, con sus amigos, como es su obligación: jugando y pasándoselo bien.

a su aire

Esperamos todos a que llegara el último corredor, un italiano de los veteranos C (mayores de 60 años) que llegó acompañado del médico. Le hicimos pasillo y se llevó un gran aplauso de todos. Y ahora sí que se había acabado la última etapa y la carrera.

Se acabó


La aventura


Partimos del oasis en los 4x4 a por la merecida comida. Hoy tocaba pizza local, y para ello fuimos hasta la ciudad de Arfoud a la pizzeria des Dunes, un sitio muy acogedor, muy moro y donde comimos bastante bien a base de pizza, tajines, pinchos morunos,...y ya con un poco menos de precaución, también ensaladas y otras verduras que anteriormente no tomábamos por miedo a que al estar lavados con agua del grifo nos pudieran dar cierta... flojera.

En la mesa y en todo el restaurante se vivía el éxito de haberlo pasado tan bien y haber conseguido, cada uno, sus propios objetivos.

Vuelta  al hotel, hoy la tarde libre, o bien para relajarse en el hotel (Kasbah Xaluca, el primero de nuevo) o bien se podía disponer del 4x4 para visitar la ciudad y hacer compras. Nosotros preferimos lo primero.

parece que han corrido ellas

Aprovechamos la tarde para no hacer nada, que también lleva su tiempo. Las niñas nada mas llegar al hotel se pusieron el bañador y desaparecieron. Nosotros no tuvimos mas remedio que echarlas de menos y disfrutar de la tranquilidad durante toda la tarde.

Nos dio tiempo a tomar unas cervecitas sentados tranquilamente al lado de la piscina y “conectarnos” al otro mundo, el virtual.

la piscina, aunque las niñas preferían la climatizada

Después del esfuerzo la bebida isotónica de cebada no puede faltar

y poco a poco iba cayendo la noche

Al caer la noche teníamos la ceremonia de entrega de premios y última cena en el salón de actos. Allá acudimos.

Puerta del salón de actos, mientras esperábamos, los niños jugando en un rincón

La gala fue bastante entretenida y emocionante. Vimos un avance del video, las fotos, hubo animosas charlas del Sensei Joan Boada y finalmente fue la entrega de trofeos. Como la entrega de medallas a los que habían conseguido terminar empezó por el último clasificado hasta llegar al primero, nos tardamos mucho en salir, puestos 52 y 53 de 80 corredores. No obstante, Marga quedó la segunda en la categoría de veteranas B, aunque solo recibiera trofeo la primera, ¡¡Una campeona!!.

Recogida de medalla de Finisher

Otra medalla a la colección de las "especiales"

Con los compañeros de mesa

Cena, charla, risas, fotos,... y para el que aún le quedarán fuerzas, después de la cena había ¡¡Fiestaaaa!!, que diría Pocholo.

Nosotros preferimos retirarnos, la carrera había terminado, pero para acabar la aventura aún faltaba un día....

Continuará

Capítulo 5: Epílogo

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