Ruta para correr por algunas de las calles más bonitas de
Edimburgo (New Town y Old Town) así como por los parques de alrededor desde
donde se consiguen las mejores vistas de la ciudad, llegando la panorámica hasta
el Mar del Norte.
28 de noviembre
de 2015
Viaje “Low
Cost” pero “High Intensity”. Apretado fin de semana de turismo familiar por
Edimburgo, la capital de Escocia, donde no podía faltar una ruta running por
los lugares más emblemáticos de la ciudad. Mucho frío y viento, aunque por lo
menos, no llovió.
La ruta
De poco más de 15 kilómetros. Salimos de la parte norte
de la ciudad, muy cerca de Calton Hill, colina que subimos, bajamos y cruzamos después la New Town por Princes Street y sus jardines. Callejeamos un poco hasta el
barrio de Stockbridge, seguimos el río Water of Leith y llegamos a la Old Town
por detrás del Castillo. Pasamos por algunas calles típicas y volvemos a la
Royal Mile para recorrerla hasta el Parlamento y subir desde allí a lo más alto
del
Holyrood park y volver desde allí al apartamento.
El perfil es variado, la subida a Holyrood Park es
durilla, sobre todo con el fuerte viento en contra que hacía. El resto del
recorrido también subidas y bajadas pero más suaves. El terreno, lógicamente,
en la ciudad es asfalto o adoquín y en los parques caminos de tierra, en
algunos casos, en esta época del año, barro.
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Mapa ruta running Edimburgo |
Puedes navegar o descargarte los tracks de la ruta
en el siguiente enlace de wikiloc --> aqui
El recorrido:
La parte de interés turístico de la ciudad está divida en dos zona, la Old Town o Ciudad Vieja, de
estilo medieval, y la New Town o Ciudad Nueva que es la ampliación que hicieron en el siglo XVIII. O sea, que nueva, nueva… tampoco es.
Cada una de estas dos
zonas cuenta por el este con unas colinas/parques desde donde se obtienen una
buenas vistas de la ciudad.
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Escultura de Eduardo Paolozzi en Edimburgo |
Calton Hill y la New Town
Salimos mi mujer y yo del apartamento que teníamos alquilado en Brunswick Street muy temprano,
antes de amanecer. Mucho frio pero al menos no llovía.
Nos encaminamos hacia el centro, se ve poco, las calles
no están tan iluminadas como en España (supongo que por ahorro y/o
concienciación). En un kilómetro callejeando llegamos a los pies de una colina
que entendemos es el Calton Hill. Entramos en el parque y subimos por un camino que
va rodeando la colina hasta llegar a la cima, tendrá una altitud de unos 100 m. (La
ciudad está prácticamente a nivel del mar, que está muy cerca).
En la cima hay varios
monumentos, aunque sin luz de día
no se ve mucho, entre ellos el National Monument, una réplica inacabada del Partenón de Atenas,
dicen las malas lenguas que no lo llegaron a acabar porque se gastaban el
presupuesto en cerveza (que fama tienen los escoceses, jejeje). Pero lo más
impresionante son las vistas: Por el oeste la ciudad y por el este el puerto y
el Mar del Norte.
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National Monument, o hasta donde les llegó el dinero |
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Vistas al Mar del Norte |
No nos entrenemos
mucho, el viento pega. Bajamos y llegamos al inicio de una de la principales
arterias de la New Town, Princes Street.
Esta es una de las calles más comerciales, avanzamos por ella, llena de tiendas y
almacenes en la acera derecha aunque todavía desierta.
En la acera izquierda,
después de la estación de tren, están los jardines
de Princes Street, y en medio de ellos encontramos el monumento a Scott (torre gótica a la que se puede subir) flanqueada
de atracciones para niños y después la
Scottish National Gallery, en esta época pre-navideña rodeada de puestos
navideños ahora cerrados pero luego repletos de gente (la foto es de luego).
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Los madrugadores autobuses de 2 pisos |
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Monumento a Scott rodeado de atracciones |
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Mercado navideño, más tarde |
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Scottish National Gallery, entrada gratuita |
Llegados a este punto,
dejamos la calle y seguimos el camino por dentro del parque, a esta hora
desierto. Según vamos avanzando, por la izquierda, pero a un nivel más alto, vamos
viendo primero las típicas casas escocesas de piedra oscura, con sus chimeneas
alineadas, el tejado de pizarra negra y después el Castillo de Edimburgo, en lo
alto de una pared de roca vertical.
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Casas |
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Castillo de Edimburgo desde el parque |
Se termina el parque, subimos por una calle perpendicular. Las calles de toda la New Town forman
cuadriculas perfectas, manzanas cuadradas formadas por calles paralelas y
perpendiculares entre sí. Pasamos también por otras dos calles principales: George Street, esta con las tiendas más
lujosas y decoración navideña, y Queen
Street.
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final de George Street |
Seguimos callejeando
por la New Town hasta llegar a Moray
Place, una plaza con las típicas casitas británicas de portales y entradas
por los sótanos, como las que salían en los Roper, y entramos en el barrio de Stockbridge, donde
cruzamos el rio por un curioso puente. Si no fuera porque de vez en cuando
encuentras un semáforo, podrías pensar que vas corriendo en el tiempo unos
siglos atrás.
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barrio de Stockbridge |
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el puente |
En este punto, llevamos
poco más de 5 kilómetros, llegamos al río Water of Leith. Habíamos leído que
había una bonita zona de casas antiguas con molinos (mill) a lo largo del río.
Seguimos un camino que iba paralelo al río, entre arboleda, con un silencio
únicamente roto por el ronroneo del agua durante otro kilómetro más, pero no
encontramos los molinos. Luego compruebo en el mapa que deberíamos haber
seguido un poco más hasta llegar a Dean Village (queda pendiente para otro
viaje).
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camino del río |
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siguiendo al río |
Dejamos el camino del
río tras pasar por debajo del puente de Queensferry y subiendo
una fuerte cuesta nos adentramos de nuevo de la ciudad. Llegamos otra vez a Princes Street, pero la dejamos a un lado para ir hacia la parte de atrás del
Castillo y entrar en la Old Town.
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Banderas, vehículos circulando por la izquierda, no hay duda de donde estamos |
La Old Town y Holyrood Park
Cogemos Lothian Road, perpendicular a Princes Street,
en la esquina donde está la iglesia de St. John. En seguida empezamos a ver lo
que parece un cementerio de los muchos que se encuentran mezclados a veces con
las propias casas y calles.
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cementerio |
Avanzamos un poco más y
sobre el kilómetro 7 Llegamos a Castle Terrace, ya con la impresionante vista
del Castillo enfrente. Es una esta especie de plataforma (encima de un parking
de varios pisos) donde vemos que están montando un mercado de productos típicos
escoceses.
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salmón escocés |
Desde aquí, como
podemos, porque hace un fuerte viento, subimos por una calle empinada que va
bordeando los riscos que hay bajo el Castillo de Edimburgo hasta llegar a la
famosa Royal Mile a la altura de The Hub. Este edificio que era una antigua iglesia
gótica impresionante, ha sido reconvertida en cafetería y salas de
exposiciones.
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casas y chimeneas |
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Vamos alcanzando el Castillo de Edimburgo |
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a ver si nos hemos pasao... |
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no podía faltar la foto con las cabinas |
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The Hub, antaño iglesia ahora bar |
No nos acercamos hasta
la explanada del castillo, el frio y sobre todo el viento es fuerte y nos
quedamos helados cada vez que paramos a hacer una foto, ya volveremos después
con la familia.
Bajamos por George IV Bridge y
enseguida cogemos a la derecha la pintoresca Victoria Street, con sus casas de colores, bares y restaurantes, bonita
estampa, hasta llegar al Grassmarket.
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Victoria Street, tiendas y restaurantes |
Esta especie de plaza alargada, que en otra época
fue lugar de ejecuciones públicas tiene su encanto. Es un sitio agradable lleno
de pubs, restaurantes y tiendas, una de ellas muy curiosa de venta de Kilts (la típica especie de falda
masculina escocesa). Hay de todos los clanes y colores. Me quedé con ganas de
comprarme una para correr la maratón, debe ser super cómodo correr con falda,
jajaja.
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Grassmarket |
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Tienda de kilts, no se tiene que correr mal con uno de estos |
A pesar del frío mañanero, nos cruzamos con varias runneras, casi todas chicas. Por la
vestimenta, parece que más acostumbradas a la temperatura.
Al correr por estas
calles británicas hay que andar con mil ojos, aunque por la hora no circulan
muchos coches por las calles, no acabas de acostumbrarte a que los vehículos te
vengan por la derecha, no sabes a donde mirar.
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subimos otra vez a la Royal Mile |
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¡¡cuidado!! los coches viene a traición. Be careful! |
Atravesamos un par de
calles para volver a subir otra vez a la Royal Mile y volver un poco atrás para
ver por fuera la Catedral St. Giles (más tarde la veríamos por dentro, merece
la pena la visita, además es gratuita).
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Entrada a la Catedral |
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otros detalles de la catedral |
A las puertas de la
Catedral está la estatua del filósofo David Hume. Es costumbre tocar el
dedo gordo del pie (se nota por la diferencia de color debido al sobe diario de
los turistas), dicen que da suerte en los estudios.
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a tocar el pie everybody |
Desde aquí, atacamos la Royal Mile en su casi dos
kilómetros (una milla).
Con pendiente favorable bajamos observando las casas y
edificaciones medievales que vamos encontrando a ambos lados.
Además de las
casas, está la calle está repleta de entradas a callejones (closes o wynds) de todo tipo, aunque ahora no nos detenemos. Dentro
hay de todo, algunos son oscuros, otros son jardines, otros tienen leyendas de
fantasmas,…
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¡Taxi! |
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también hay tiendas escocesas |
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y kilts de de gala |
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y callejones |
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y relojes, las ocho y media de la mañana |
Al final de la Royal Mile nos encontramos el Palacio de Holyroodhouse, que fue residencia
de los reyes de Escocia. Por la derecha de la calle, en contraste, un edificio nuevo
(este nuevo de verdad, de finales del siglo XX). Es el edificio del Parlamento Escocés, diseñado por un
catalán.
Aquí ya no paramos a hacer fotos, nos quedamos
helados cada vez que paramos y además se nos está haciendo tarde. Bordeamos el
Parlamento y nos adentramos en el Parque
de Holyrood.
Imagino que lo llaman parque porque ha quedado
rodeado por la ciudad, pero es tiene una extensión enorme. Además de monte,
desde abajo se ven unos peñascos o riscos enormes.
Este ya no es el camino de rosas que ha sido la
ciudad. Para llegar a lo más alto de los peñascos (Salisbury Crags y colina de Arthur’s Seat) hay que subir como un
par de kilómetros por un camino con tramos de buena inclinación. No sé si
realmente la subida en sí era dura o el problema era el día, que era malísimo. El viento casi nos impedía avanzar y algunas zonas estaban embarradas, pero
bueno, conseguimos llegar a la parte más alta y observar la panorámica de la
ciudad.
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Costaba subir con el viento en contra |
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Panorámica de la ciudad, de ahí abajo venimos |
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Bajar tampoco era fácil |
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Minimalistas por el mundo, unas Enix 100 en Edimburgo |
Bajar tampoco fue fácil, ya que la senda era
pedregosa y resbaladiza.
Una vez abajo solo quedaba volver al apartamento.
Aunque estábamos cerca, algún problema tuvimos ya que el móvil se me había
quedado sin batería y no podía ver el mapa que llevaba para identificar el
camino de vuelta. ¡¡Dichosa dependencia de la tecnología!!
Bueno, con el móvil de mi mujer y el gMap nos
apañamos para llegar de nuevo al apartamento.
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Otoño en Edimburgo |
Ducha, desayuno y ahora sí, a ver la ciudad con
calma y con la familia.
PD: para la recuperación no encontramos los típicos
aquarius, gatorade, etc. sin embargo, encontramos unos botellitas de líquido
oscuro y agradable sabor, bastante tonificantes y con poderes revitalizadores.
Nunca los habíamos visto hasta ahora, ponía algo así como “Jack Daniels – Cola”
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bebida recuperadora |
Ay señor, jubílame pronto!!
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