Seguimos en esto del running minimalista con huaraches. Cuatro meses han pasado desde que me autofabriqué mis
primeras huaraches y empecé la adaptación o transición a correr con ellas. No ha sido un camino
de rosas, alguna espina ha habido, pero el resultado está mereciendo la pena.
Esto ha sido lo acontecido a lo largo de estos cuatro meses de adaptación veraniega:
Antecedentes:
Día 0: Aunque el punto de partida no es el cero
absoluto, ya llevaba un año corriendo con zapatillas de transición/minimalistas
(drop 4) y entrenando el correr natural: pisar correctamente, aumentar la
cadencia, postura, inclinación, etc. Sí fue un fin de semana de mediados de mayo
cuando di mis primeros pasos con las huaraches que me había fabricado, como di
cuenta en el post Huaraches– primeras impresiones.
Lo que más recuerdo de la primera salida con
ellas fue la inseguridad que sentía de, qué se yo, que se desataran, que se
doblara la suela y clavara los dedos en el suelo, se rompiera el nudo… la
inexperiencia y el temor a lo desconocido me hacía ir un poco rígido y
temeroso. Pero por otra parte, esa primera salida me llenó de optimismo al
confirmar que correr sin zapatillas era posible, era cuestión de
fortalecer y seguir aprendiendo.
Mes 1: Tras la salida inicial y comprobar que era
posible, durante el mes de junio seguí probando, no era mi principal objetivo y
no las pude dedicar mucho tiempo, pero al menos una salida semanal sí hice,
como relaté en el post Huaraches– Segundo movimiento.
Lo más destacado de este periodo fue que fui
adquiriendo seguridad poco a poco, corría muy despacio pero en cada salida era
capaz de correr más relajado. Y por otra parte empezaron a tener que trabajar
los pies y las piernas y eso se notaba el día después.
Después de ese mes inicial de primeras salidas, vinieron
estos tres…
Mes 2, Julio:
Durante el mes de julio el objetivo era seguir con la
adaptación y fortalecimiento de los pies y músculos de las piernas, hacer
kilómetros con huaraches, despacito.
La primera quincena no fue muy activa en este sentido, con
la participación, andando, en los 100k de Oxfam Itermon Trailwalker, con zapatillas, unas NB Minimus
de trail, no use las huaraches, salvo al llegar a meta pare refrescar los pies,
pero me dolían tanto los pies que apenas podía andar.
Durante la semana
siguiente, después de las 23 horas andando tenía las piernas un poco tocadas y
alguna ampolla en los pies que me ocupaban prácticamente toda la parte
delantera del metatarso. Tampoco entrené nada.
La segunda quincena fue mejor. Unos días por Galicia, a ver
a la familia, y aprovechar para correr entre eucaliptos y salitre, ¡Un placer!.
Durante este tiempo alterne huaraches y zapatilla minimalistas trail. Las
zapatillas sólo las usé cuando hacía rutas por caminos y sendas de terreno
complicado, por ejemplo estas ruta: Ferrol running: Punta Penencia – Monte Ventoso – Montes de Brion –Playa Cariño de 25 km por la costa y montes ferrolanos.
Pero a lo que vamos, el entrenamiento con huaraches. Además
de las rutas trail con zapatillas, cuatro o cinco días salí a correr con huaraches,
por asfalto. Tramos de entre 10 y 15 km cada día.
Las primeras salidas aún tenía las planta del píe un poco
delicada, por las secuelas de las ampollas de los 100k. Pero donde más molestias
y tensiones tuve fue en los soleos, sobre todo al día siguiente de salir a
correr. Al principio no entendía por qué los soleos, pero por lo leído, parece
que el motivo es que al correr con huaraches el soleo se estira totalmente
mientras que con zapatillas, al llevar tacón, no llega a estirarse del todo.
En cuanto a lo positivo, corre con los pies “semidesnudos”
me producía una sensación muy placentera, muy natural, de simpleza, de libertad,
de autosuficiencia, de no dependencia de nada, de ser capaz por mí mismo.
El ritmo era bastante lento, trote, aunque ya iba metiendo
alguna cuesta importante, pero no velocidad. Además al correr por esas
carreteras prácticamente desiertas y con asfalto bueno, me apeteció probar a
correr descalzo algún tramo, y así lo hice.
Tres de los días que salí a correr, me animé a quitarme las huaraches y hacer una parte (donde había mejor asfalto) descalzo. El primer día 1 km, el segundo 2 y el tercero 3. Buf!! No es fácil, si el salto de las zapatillas transición/minimalistas a las huaraches se nota bastante, me está siendo necesario hacer una transición lenta, lo de correr descalzo es otra historia.
Las sensaciones descalzo son mucho mayores, una pasada correr así, pero los pies se resienten, está claro que hay que ir muy poco a poco. Lo más curioso es que después de correr descalzo, cuando te pones las huaraches tienes la sensación de “correr con amortiguación”.
Tres de los días que salí a correr, me animé a quitarme las huaraches y hacer una parte (donde había mejor asfalto) descalzo. El primer día 1 km, el segundo 2 y el tercero 3. Buf!! No es fácil, si el salto de las zapatillas transición/minimalistas a las huaraches se nota bastante, me está siendo necesario hacer una transición lenta, lo de correr descalzo es otra historia.
Las sensaciones descalzo son mucho mayores, una pasada correr así, pero los pies se resienten, está claro que hay que ir muy poco a poco. Lo más curioso es que después de correr descalzo, cuando te pones las huaraches tienes la sensación de “correr con amortiguación”.
En definitiva, a pesar de cómo terminé tras hacer los 100
km., parece que mis pies empezaban a aguantar bien tramos de entre 10 y 15 km
con huaraches a ritmos tranquilos.
Las plantas de los pies ya no eran la principal dificultad, ahora son los soleos. El día después de correr los tengo bastante cargados. A medida que va pasando el mes, cada vez menos.
Las plantas de los pies ya no eran la principal dificultad, ahora son los soleos. El día después de correr los tengo bastante cargados. A medida que va pasando el mes, cada vez menos.
En lo positivo, durante este mes de adaptación a las
huaraches he ido consiguiendo pequeños avances: ya corro con confianza, cada
vez “chancleo” menos y me siento mejor al correr. Lo de hacer unos tramos
descalzo también ha sido un punto.
Era hora de dar un pasito más. Con las huaraches autofabricadas
me resulta incómodo el tema de los cordones, no al correr, sino al quítamelas y
ponérmelas. Además tengo la sensación de que no se ajustan al pie lo
suficiente, quedan un poco sueltas. Decido encargarme unas ENIX 050.
Mes 3: Agosto
Una vez adaptados los pies a las huaraches, el objetivo para
este mes era ir aumentando la distancia, aguantar rodaje de más de 10 km. y según
viera, empezar a ir un poco más rápido que los trotes cochineros.
Enseguida me llegaron las nuevas Enix 050. La suela es la
misma que en mis autofabricadas, Vibram de 5 mm, pero lo demás no tiene nada
que ver. Por encima de la suela llevan una fina capa de cuero que hace más
suave el apoyo del pie y, en lugar de cordones, llevan unas cintas de velcro
que mejoran la sujeción. Estás no se mueve ni “chacletean” y además facilitan el
ponérselas, ajustárselas y quitárselas, que era lo que yo buscaba inicialmente.
Cuando las recibí y me las puese, me dio la sensación que
las cintas eran cortas, pero es lo que tiene el comprarlas a un “colega”,
aunque personalmente no conozca a Jordi, enseguida le puse un correo,
intercambiamos unas fotos, me indicó como ajustármelas y me convenció de que
cuando cedieran las correas me iban a quedar perfectas, como así fue. Esta
asistencia técnica nunca antes la había tenido ni con Saucony ni con Brooks.
Durante la primera quincena hice cuatro salidas con las
nuevas Enix por donde vivo de entre 10 y 15 km. con mejores sensaciones que con
las mías, no se mueven ni una pizca, no notas nada, parece que vas descalzo.
Un
poco más arriba seguían las tensiones en los soleos, a menos, pero seguían.
Continuaba con el ritmo lento, pero cada vez más contento porque veía que esta
transición la iba superando poco a poco.
Lo que no volví a hacer es correr descalzo, fue salir a las
calles de mi ciudad y darme cuenta lo guarros que somos, esto no son las
carreteras desérticas de Galicia. Fue hacer 10 km. fijándose en el suelo y
quitárseme las ganas: chicles, piedrecitas, arenas, bolsas de plástico, manchas
de aceite, pises de perros y gatos, cacas, de perro, de pájaros, trocitos de
rama, kleenes, cascaras, colillas, cristales, escupitajos, socavones, grietas,
tornillos, … vamos que de aquí sacaba Sabina la letra de una canción. No, de
momento no estoy preparado para esto, mejor avanzar con las huaraches.
La segunda quincena de agosto tocaba ¡¡Vacaciones!!, las de
verdad, al sur: Zahara de los Atunes.
Esta segunda quincena fue la consagración del mi periodo “oficial”
de adaptación. Corrí unos 150 km en total, día sí, día no, y hubo de todo.
Principalmente el recorrido preferido fue la playa entre Zahara y Barbate, con marea baja y arena dura, temprano, solitaria, una autopista en el paraíso para correr. Por la playa corrí con huaraches y también hice varías salidas descalzo (unos 35 km. descalzo).
Principalmente el recorrido preferido fue la playa entre Zahara y Barbate, con marea baja y arena dura, temprano, solitaria, una autopista en el paraíso para correr. Por la playa corrí con huaraches y también hice varías salidas descalzo (unos 35 km. descalzo).
Hubo tiempo también para una bonita ruta, para curtir los
pies, desde Zahara hasta Bolonia, que ya relaté en el post Zahara, running de largorecorrido – Zahara, Faro Camarinal, Bolonia y vuelta. 28 km. por todo
tipo de terreno: pasarela de madera, asfalto, arena dura y blanda, camino,
senda, barranco,… una pasada de ruta y la hice entera con las huaraches (menos
los últimos 4 km. por la playa que fui descalzo).
Me costó dos intentos (los
dos con huaraches), porque en el primero no encontré el camino correcto desde
el Faro Camarinal hasta Bolonia, incluso algún golpe me llevé en el meñique que
aún me duele, pero mereció la pena.
También participé en mi primera carrera con huaraches: la II
carrera popular Playas de Zahara, 6 km., que yo creía que eran 7. Cuando yo pensaba
que faltaba un kilómetro y tenía intención de apretar, me encontré la meta.
Aun así, según el cronometraje oficial, hice un ritmo medio de 4:59’/km, por debajo de 5’ como yo quería. Peor tiempo que el año pasado con zapatillas, pero ya era capaz de ir “rápido”, al menos, no al trote.
Aun así, según el cronometraje oficial, hice un ritmo medio de 4:59’/km, por debajo de 5’ como yo quería. Peor tiempo que el año pasado con zapatillas, pero ya era capaz de ir “rápido”, al menos, no al trote.
Mi mujer también la corrió, con las Pure Drift, aunque le
regalé unas huaraches como las mías, no se acaba de decidir a probar las Enix, …
Volviendo, al asunto de la transición, durante este mes de
agosto conseguí hitos importantes:
- La “sensibilidad” de las plantas de los pies prácticamente ha desparecido, las plantas ya no sufren, esto no quiere decir que no me duela cuando piso una piedrecita de punta, pero correr por asfalto y por camino, sin problema, ya “casi “ cómo con zapatillas.
- Distancia: bueno, los soleos se siguen cargando alguna vez, pero muchísimo menos que al principio, se van estirando. Después de la ruta de los 28 km. sin problema, yo creo que en el tema de distancia también está conseguido.
- Velocidad: ahí estamos, por la playa de Zahara he hecho cambios de ritmos con algunos tramos rápidos. Y la carrera de Zahara también fue una buena primera prueba, pero esto aún no está superado. Cuando meto velocidad al día siguiente tengo el tobillo derecho inflamado y un punto de dolor debajo del tobillo por la parte interna, creo que en este aspecto aún me queda que avanzar. Es posible que aún no esté preparado para meter velocidad. Los músculos del pie que no “funcionan” con las zapatillas, en 3 meses no se pueden poner al nivel del resto de músculos, creo que necesitan más tiempos, pero…. soy un impaciente.
Mes 4, Septiembre:
Otra vez en la urbe, el plan para este mes es seguir
entrenando con huaraches e intentar ir un poco más rápido cada vez. Desde julio
no he vuelto a calzarme unas zapatillas para correr, solo las huaraches, no sé
qué voy a hacer en invierno…
No tengo como objetivo mejorar mis marcas a corto plazo,
pero sí ser capaz de correr con huaraches a ritmos similares a los que tenía
con zapatillas.
Mis mejores marcas en 10k, media maratón y maratón las hice este año con minimalistas (Brooks Pure Drift), me gustaría mejorarlas, pero de momento, no lo veo nada fácil, poco a poco, aunque ya va teniendo uno una edad… los 50 están a la vuelta de la esquina…
Mis mejores marcas en 10k, media maratón y maratón las hice este año con minimalistas (Brooks Pure Drift), me gustaría mejorarlas, pero de momento, no lo veo nada fácil, poco a poco, aunque ya va teniendo uno una edad… los 50 están a la vuelta de la esquina…
Este mes estoy alternando rodajes suaves y cambios de ritmos.
Las sobrecargas de soleos ya son casi inapreciables, pero el tobillo si me
sigue doliendo al día siguiente de ir rápido.
El objetivo de este mes es correr mi primer 10k con
huaraches. La cita el próximo 21 de septiembre, en la carrera popular de Madrid
Corre por Madrid. ¡A ver qué tal!... ya daré cuenta en este blog.
Resumiendo:
Analizando la evolución a lo largo de estos primeros meses
de “huarachero” parece que he ido superando varias etapas: primero la de
autoconfianza, comprobar que sí se puede correr sin zapatillas; después de
fortalecimiento de las plantas de los pies, al menos para correr por
superficies más o menos lisas sin problema; luego vino la fase de intentar
estirar las salidas con más kilómetros y al mismo tiempo estirar los soleos que
se quejaban; y por último la velocidad, intentar ir cada vez un poco más rápido
superando las molestias del tobillo.
Creo que todo esto hubiera sido más fácil cuanto más hubiera alargado el periodo
de transición. Poner los músculos “adormecidos” por las zapatillas al mismo
nivel que el resto de músculos que llevan “trabajando” ya unos años, no es
cuestión de cuatro meses, pero… “la cabra tira pal monte” y no hay paciencia…
Correr sin zapatillas, me gusta, me aporta mejores
sensaciones que correr con el pie enlatado. Estoy contento de haber salido del
bucle de la zapatilla amortiguada donde cada modelo es un poco “mejor” que el
anterior, lo cual hace que tu pie trabaje menos y necesites cada vez menos
técnica y sí una zapatilla mejor que cubra la debilidad de tu pie y tu falta de
técnica, que debilita aún más tu pie y así sucesivamente.
En fin, no pretendo evangelizar a nadie, cada uno que corra
como le haga feliz, descalzo, con zapatillas o con zancos. Yo soy feliz al
correr sin zapatillas y sentirme “autosuficiente”, evolucionar mejorando la técnica
de carrera sin ayudas extras, sentir la pureza de correr “semidescalzo”, de
manera natural, aprovechando la capacidad que los pies traen de serie, eso creo
que es el minimalismo, al menos para mí.
Yo, sólo soy un hombre.
Desde que descubri los huaraches no me pongo otra cosa, parece un anuncio pero es verdad. De momento olvidate de la velocidad, disfruta de la sensacion de libertad y el descalcismo muy poco a poco , es otra forma de disfrutar, y para las sobrecargas de los soleos automasajes. Un saludico.
ResponderEliminarLa verdad es que sí, una maravilla correr con huaraches. Qué pena me da que llegue tan pronto el invierno, por aquí la temperatura baja de cero grados, habrá que volver temporalmente a las zapatillas...
EliminarUn saludo, Paco.
Ahhh la carrera de corre por Madrid una pena que me pille pelin lejos que sinoooooo, centro centro de Madrid, que bonica forma de hacer turismo. Un saludico.
ResponderEliminarYo empeze en marzo y cada vez más contento. Al principio se cargan los soleos pero ahora sin problemas. He corrido hasta 4 medias en 20 días y sin problemas, bueno las 2 primeras con contractura de soléos, pero después sin molestia alguna. Y puedo decir que cuando hago los rodajes normales entre semana voy ahora 5-10 segundos más rápido que antes y ya tengo 57 años. Enhorabuena por la progresión que vas teniendo. La verdad que la sensación de correr con huaraches es una pasada.
ResponderEliminarMuchas gracias. El soleo ya casi lo tengo superado... a ver si me hago con el tobillo.
EliminarUn saludo.
Me interesa el tema, tengo un año con facitis y con varias sesiones con el fisioterapeuta y cada vez salgo adolorido, como estamos en pandemia y no puedo salir, inicié en junio a caminar sin tenis dentro de casa, al inicio me dolia el talon pero sentía agradable, continue todo el mes y tambien el siguiente llegango al mes de agosto que se me redujo el dolor y malestar casi al 100 por ciento. Ahora mi siguiente paso es conseguirme unos guaraches para salir a la calle y ver la diferencia de salir con tenis.
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