Mi segundo maratón, primero en Madrid (ahora Rock and Roll, antiguamente MAPOMA) y primero también con zapatillas minimalistas. La crónica, sensaciones, ritmo, música, recorrido, muro, meta, alegría, satisfacción... pero no completa.
29 de abril de 2014 (dos días después del maratón).
Dice un amigo mío que no eres verdaderamente maratoniano
hasta que terminas tu segundo maratón, pues bien, este ha sido mi segundo. Hace unos años me propuse terminar una
maratón antes de cumplir los 50, tengo 48 y ya llevo 2.
Siempre había oído hablar de lo duro que es correr el
maratón de Madrid, el último cuarto desde la casa de campo a meta es
prácticamente todo cuesta arriba y tengo que reconocer que esto me daba
bastante miedito, el único maratón que había hecho (Sevilla 2013) tiene un perfil totalmente plano. Los temores, estaban justificados…
Salida.
El maratón realmente empezó hace 4 meses, con el año 2014. En Navidad me inscribí y preparé un plan de entrenamiento que cada semana he ido siguiendo (o cambiando) hasta llegar aquí. El detalle de los progresos semanales está en este blog a disposición de quien lo quiera leer. Así que esta crónica la comenzaré el día del maratón, domingo 27 de abril de 2014, a las cero horas.
La noche no fue descansada, no conseguía dormir. No sé si
por haberme echado una buena siesta o por haberme tomado sólo una cerveza en
lugar de las dos que recomienda Chema Martínez.
El despertador sonó a las 6:00 de la mañana. Desayuno
energético. Visitas varias al señor roca, no sé por qué pero los días de
carrera son exactamente 3. Ducha, pesaje (80,4 kg.), unte de vaselina. Protocolo de vestimenta,
como los toreros, todo ordenado en la silla. Preparación de los accesorios a
llevar en la carrera: avituallamiento sólido (dos medios plátanos, 2 trozos de
membrillo y dátiles), el móvil, el carnet por si me da un sincope que sepan
quién soy y veinte euros por si desde algún punto de la carrera tengo que volver en
taxi…
Mi mujer me acompaña con la idea de animarme en varios
puntos kilométricos. Se había preparado "la
ruta del animador" para ir andando de un punto a otro: Salida en Cibeles (km.0), Alonso Martínez (km. 15),
Calle Mayor (km.19), Paseo de la Ermita del Santo (Km. 31) y correr conmigo (si
yo llegaba) desde el kilómetro 34 hasta el Retiro (km42). ¡¡Eso es amor!!
Llegamos a la Plaza de la Cibeles con el tiempo algo justo.
Hacemos cola (20 minutos) para ir al WC y prácticamente nos da la hora de la
salida. Habíamos quedado con un compañero malagueño que conocimos en la Desert Run, pero con tanto alboroto no le encuentro.
Tenía pensado un plan para la carrera, calculando los ritmos
medios que tenía que hacer en cada tramo con el objetivo de, si llegaba con
fuerza al kilómetro 30, poder abordar la última parte con el tiempo suficiente
para entrar por debajo de las cuatro horas y si no... pues terminar.
Kilómetro 0 al 10 - Calentamiento.
Pistoletazo de salida y tras unos cinco minutos de
embotellamiento, el paso por línea de salida. ¡¡Empieza la aventura!!
Uno de esos 15.000 soy yo |
La estrategia para esta primera parte era tomárselo en plan
calentamiento. Salir despacio, por encima de 6’/km e ir subiendo en progresivo hasta
terminar el tramo en 1 h, a ritmo de blues, como la música que me acompaña. Empieza
con una de las mejores canciones de B.B.King: “The thrill is gone” y continua
con otros grandes como Eric Clapton, Jonh Lee Hooker, Gary Moore, Jimi
Hendrix,…
Los primeros 6 kilómetros (hasta las torres) son en subida.
Como voy fresco no se nota mucho el desnivel, por lo que tengo que autocontrolarme para no ir por encima del ritmo previsto.
Tras el pequeño embudo que se forma en Sinesio Delgado (todavía vamos juntos los corredores de la maratón y de la media maratón), empezamos a bajar: vuelta a plaza Castilla y calle Bravo Murillo hasta Cuatro Caminos. Al ser estos kilómetros descendentes, hay controlarse aún más.
Tras el pequeño embudo que se forma en Sinesio Delgado (todavía vamos juntos los corredores de la maratón y de la media maratón), empezamos a bajar: vuelta a plaza Castilla y calle Bravo Murillo hasta Cuatro Caminos. Al ser estos kilómetros descendentes, hay controlarse aún más.
En el kilómetro 9 empiezo el “festín” alimenticio con un dátil. La idea es comer antes de los avituallamientos (que hay cada 5 kilómetros) para poder beber después en ellos.
Y así a ritmo de blues llego al kilómetro 10 (según los
tiempos netos de la organización) en 1 hora y 50 segundos. No me preocupa ir un
poco más lento de lo previsto en la primera parte de la carrera, hay que
guardar fuerzas para el final.
2 de las 4 torres (foto de mi amigo Luis) |
Kilómetro 10 al 20 - Cabeza.
La estrategia para este segundo tramo era ir un poco más
fuerte y hacer estos diez kilómetros en 55 minutos, a un ritmo medio de
5:30’/k. En principio, casi todo el tramo es en bajada excepto una subidita de
2 km.
Aquí ya dejamos el blues y ponemos algo con más ritmo: rock
de los 60/70. Es pasar el kilómetro 10 y arranca Janis Joplin con su “Piece of
my heart”, a quien seguirán otros grandes como la Creedence Clearwater Revival,
Led Zeppelin, Rolling Stones, Deep Purple,…
Bajamos por Raimundo Fernández Villaverde, cruzamos por el
puente Castellana, pero este tramo, es en subida, además de ser estrecho y no
poder avanzar más por el tapón que se forma (no llegamos a parar pero se
ralentiza el ritmo). También es en subida parte de Joaquín Costa, así que no
puedo llevar el ritmo previsto.
Bajamos, ahora sí por Velázquez para cruzar Castellana de nuevo por el puente de Juan Bravo y coger Almagro, donde tomo mi segundo tentempié, un trozo de membrillo, antes de llegar a Alonso Martínez donde está mi mujer (para prueba, la foto que me hizo) animando.
Un beso y pa’lante, a subir Sta. Engracia, José Abascal y bajar de nuevo Bravo Murillo y San Bernando hasta la Gran Vía, donde de nuevo, un pequeño repecho, hasta Callao para bajar preciados (ahora toca medio plátano) hasta la Puerta del Sol, calle Mayor (donde está de nuevo mi mujer gritándome y haciendo fotos) y llegar al Palacio Real. ¡Uy! A la hora de pensar el ritmo, no había tenido en cuenta tanto sube/baja.
En mi anterior maratón en Sevilla todo el recorrido era nuevo, lo cual me hacía disfrutar de los rincones desconocidos que iba descubriendo a cada paso. En este caso, todos los rincones son ya conocidos, zonas en la que he trabajado, zonas de ocio, zonas de paso, aun así, me resulta atractivo Madrid, a ritmo de maratón.
Bajamos, ahora sí por Velázquez para cruzar Castellana de nuevo por el puente de Juan Bravo y coger Almagro, donde tomo mi segundo tentempié, un trozo de membrillo, antes de llegar a Alonso Martínez donde está mi mujer (para prueba, la foto que me hizo) animando.
Los primeros, no me busquéis, no estoy |
Aquí sí, de azul, el de la derecha, un poco movido... la velocidad! |
Un beso y pa’lante, a subir Sta. Engracia, José Abascal y bajar de nuevo Bravo Murillo y San Bernando hasta la Gran Vía, donde de nuevo, un pequeño repecho, hasta Callao para bajar preciados (ahora toca medio plátano) hasta la Puerta del Sol, calle Mayor (donde está de nuevo mi mujer gritándome y haciendo fotos) y llegar al Palacio Real. ¡Uy! A la hora de pensar el ritmo, no había tenido en cuenta tanto sube/baja.
Pasando por la calle Mayor, todavía con fuerzas para saludar |
En mi anterior maratón en Sevilla todo el recorrido era nuevo, lo cual me hacía disfrutar de los rincones desconocidos que iba descubriendo a cada paso. En este caso, todos los rincones son ya conocidos, zonas en la que he trabajado, zonas de ocio, zonas de paso, aun así, me resulta atractivo Madrid, a ritmo de maratón.
Llegó al kilómetro 20 en 1 hora 58 minutos, este segundo
tramos lo he hecho en 57 min. 12 seg., a un ritmo medio de 5:43’/k. o sea, más
lento de lo previsto. Como Iberia, voy acumulando retrasos, aunque de momento
no me preocupa mucho, lo importante es que voy bien y, de momento, no hay
ningún indicio de que reaparezca la lesión de sóleo que tuve hace un mes (uno
de mis miedos).
Kilómetro 20 al 30 - Piernas
Para esta tercera parte tenía planificado mantener el mismo ritmo
de la segunda, es decir, hacer estos 10 kilómetros en otros 55 min, a 5:30’/k.
El perfil previsto era favorable, excepto una subida de unos 2 km ya dentro de la casa de campo.
El perfil previsto era favorable, excepto una subida de unos 2 km ya dentro de la casa de campo.
Para este tramo la banda sonora la iban a poner grupos rock
más “recientes”, de los 80/90, iniciando el tramo con el “Another brick in the Wall” de
Pink Floyd que suena justo al pasar por el Palacio Real y al que seguirán otros
grandes como Dire Strait, los obligatorios AC/DC, Guns ‘n’ Roses, y alguno más.
Por los últimos kilómetros del tramo anterior, al igual que
el principio de este, (centro turístico de Madrid) había bastante gente de todo
tipo: algunos animadores con pancartas, turistas sorprendidos haciendo fotos y
también algún que otro “cabreado” por miedo a que le arrastrara la corriente si
intentaba cruzar entre el rio de corredores que pasábamos por allí.
Sonando en mis oídos “Sultans of Swing” llego al punto que
señala la media maratón, en un tiempo de 2:04:19. Llevo 3 minutos de retraso
sobre lo previsto.
Hasta aquí había venido todo el camino más o menos controlando.
La manera que tengo de medirlo es que soy capaz de correr respirarando
únicamente por la nariz (boca cerrada), a partir de aquí, ya “se me abre la boca”,
todavía no voy muy cansado, pero ya es necesario. La abro para subir Ferraz y
ya no la cierro.
La verdad es que aunque viendo el perfil me había hecho la idea sólo de las largas cuestas que había, ahora sobre el terreno me doy cuenta que también "consumen" los bastantes “repechitos” que hay que subir y bajar constantemente por todo el recorrido.
Después de la "subidita", toca iniciar una “caída libre” por el parque del Oeste hasta la Avda. de Valladolid. Otro cambios de ritmo.
La verdad es que aunque viendo el perfil me había hecho la idea sólo de las largas cuestas que había, ahora sobre el terreno me doy cuenta que también "consumen" los bastantes “repechitos” que hay que subir y bajar constantemente por todo el recorrido.
Después de la "subidita", toca iniciar una “caída libre” por el parque del Oeste hasta la Avda. de Valladolid. Otro cambios de ritmo.
Antes del avituallamiento del km. 25 nuevo piscolabis, de
nuevo membrillo, y seguimos para entrar en la Casa de Campo.
Este año el recorrido por la Casa de Campo lo han recortado un poco, pero sigue habiendo una subida importante de casi tres kilómetros. Aquí ya las piernas pesan, incluso se agradece alguno embotellamiento que se produce en pasos estrechos que obligan a bajar el ritmo.
Sintiendo la cuesta en las piernas ya me doy cuenta que he sido muy optimista con el ritmo previsto para esta zona.
Vamos subiendo (escuchando “Run to the Hills” que oportuno) hasta llegar al punto más lejano del recorrido, donde se da la vuelta y empieza la bajada (aprovecho para el nuevo aperitivo, medio plátano), para salir de la Casa de Campo por una dura rampa de subida, el paseo Puerta del Ángel, justo al kilómetro 30 en el Paseo de Extremadura.
Este año el recorrido por la Casa de Campo lo han recortado un poco, pero sigue habiendo una subida importante de casi tres kilómetros. Aquí ya las piernas pesan, incluso se agradece alguno embotellamiento que se produce en pasos estrechos que obligan a bajar el ritmo.
Sintiendo la cuesta en las piernas ya me doy cuenta que he sido muy optimista con el ritmo previsto para esta zona.
Vamos subiendo (escuchando “Run to the Hills” que oportuno) hasta llegar al punto más lejano del recorrido, donde se da la vuelta y empieza la bajada (aprovecho para el nuevo aperitivo, medio plátano), para salir de la Casa de Campo por una dura rampa de subida, el paseo Puerta del Ángel, justo al kilómetro 30 en el Paseo de Extremadura.
Paso el kilómetro 30 en 2:55:07, habiendo hecho este tercer
tramo en 57 minutos y 5 segundos, igual que el tramo anterior, he tardado 2
minutos más de lo previsto en completar este tramo, pero lo peor de todo es que
creo que tanto cambio de ritmo me ha machacado.
Kilómetro 30 al 40 - Corazón
Empieza la cuarta parte, la de la verdad.
En cualquier maratón este tramo es el más complicado porque las reservas de glucógeno de los músculos, dependiendo como las hayas gestionado durante los 30 primeros kilómetros, prácticamente están agotadas (el famoso muro), pero para más “inri”, en el caso de Madrid, la mayor parte de este tramo además ¡¡Es en subida!!.
Por las cuentas que me había hecho, con los ritmos previstos en los tramos anteriores, para bajar de 4 horas, este tramo lo tenía que hacer por debajo de 5:50’/k.
En cualquier maratón este tramo es el más complicado porque las reservas de glucógeno de los músculos, dependiendo como las hayas gestionado durante los 30 primeros kilómetros, prácticamente están agotadas (el famoso muro), pero para más “inri”, en el caso de Madrid, la mayor parte de este tramo además ¡¡Es en subida!!.
Por las cuentas que me había hecho, con los ritmos previstos en los tramos anteriores, para bajar de 4 horas, este tramo lo tenía que hacer por debajo de 5:50’/k.
Para lo que queda de carrera la banda sonora está formada
por rock español: Miguel Ríos, Rosendo, Fito, M Clan,…
El tramo empieza bien, bajando, pero ya noté que ni en
bajada iba cómodo, ¡Ya me cuesta hasta bajar!. En un kilómetro se llega al río
donde de nuevo estaba mi mujer gritándome, eso dice, yo no la vi pero la creo,
sobre todo por las fotos que me hizo, ella e Inés la hija de su amiga Maribel con
las que había quedado. Su padre/marido Luismi también corre, pero más que yo, hace un
rato ya que había pasado él.
Ni la vi a la fotografa/animadora |
Sigo adelante por la
calle paralela al rio, lo cruzo por el puente de San Isidro y vuelta por la
otra rivera en sentido contrario.
En el kilómetro 33 empieza la subida. El ritmo cae en picado. Aguanto y sigo adelante. Después en el 34 de nuevo me espera mi mujer esta vez para incorporarse a la carrera y acompañarme hasta el final.
Me pregunta qué cómo voy… ¡Mal!. Me anima, “ya estás ahí, ya has pasado lo peor, solo queda rematar, ya llegas,…”
Aunque me he quitado uno de los auriculares, casi ni la oigo, mi mente sigue luchando con la vocecita que ha aparecido en su interior que me dice “párate, no seas tonto, ya no puedes más”.
En el kilómetro 33 empieza la subida. El ritmo cae en picado. Aguanto y sigo adelante. Después en el 34 de nuevo me espera mi mujer esta vez para incorporarse a la carrera y acompañarme hasta el final.
kilómetro 34, todos ya mirando al suelo |
Me pregunta qué cómo voy… ¡Mal!. Me anima, “ya estás ahí, ya has pasado lo peor, solo queda rematar, ya llegas,…”
Aunque me he quitado uno de los auriculares, casi ni la oigo, mi mente sigue luchando con la vocecita que ha aparecido en su interior que me dice “párate, no seas tonto, ya no puedes más”.
Paseo Imperial km.35, Paseo de la Acacias km.36, de esta
parte del recorrido no recuerdo gran cosa, no sé si era capaz de levantar la
vista del suelo. Los pensamientos negativos seguían viniendo a mi cabeza pero
luchaba contra ellos, andar no era una opción.
Traía a mi memoria fragmentos de los libros que he leído
últimamente de dos grandes ultramaratonianos, sufridores de verdad. Recordaba
la frase que se repetía Scott Jurek cuando lo pasaba mal: “A veces hay que
hacerlo y punto” y también los retos que superaba Kilian Jornet, como en uno de
ellos que después de no sé qué barbaridad de horas sin parar de correr, incluso
se había llegado a quedar dormido corriendo, despertándose después en el suelo
sin saber dónde estaba.
Esta era la táctica, ir recordando cada uno de los
kilómetros ya recorridos. Traer a la cabeza pensamientos positivos. Acordarse
de “grandes” como los de los libros leídos para pensar que esto no era tanto. Pensar en mis hijas y en el ejemplo positivo que les quería dar. Pensar en lo
afortunado que soy de poder correr un maratón. Minimizar mi esfuerzo comparado
con el de otros que encontraba por el camino, como un señor que iba empujando en una
silla al que imagino era su hijo con algún tipo de discapacidad, supongo que
para que su hijo pudiera sentir la experiencia del maratón, y ahí iba, por
delante de mi …. Pero no parar, no andar, lo importante es continuar, cada zancada
que das es una menos que queda.
Llegamos a Atocha, todo este tramo desde el kilómetro 30
está bastante concurrido de animadores. Supongo que la mayoría familiares y
amigos de algún corredor, porque estos no son turistas, estos animaban de
verdad, gritaban, saltaban, aplaudían, … te hacían “flotar”.
Mi mujer seguía corriendo a mi lado animándome y
asistiéndome. Me traía agua, se adelantaba para hacerme fotos, me hablaba, me preguntaba,…
yo a veces me sentía que estaba siendo desagradecido, no tenía fuerzas ni para
contestar.
Paseo del Prado km 38, Cibeles, Recoletos, Km. 39, Colón, …
Por aquí, aunque ni recuerdo haber doblado para coger la calle Goya, es cuando
me di cuenta que ya lo había conseguido. Me seguía costando una barbaridad cada
paso, además del cansancio acumulado, toda esta zona es subida, pero ya iba en
“piloto automático”.
Sufría pero había superado los pensamientos negativos, ya era solo una cuestión de que el tiempo continuara pasando, cada metro… un metro menos.
Ya me había olvidado del cronómetro, mi objetivo “ideal” de bajar de 4 horas ya no iba a ser posible, pero terminar, ¡Terminaba!.
Colón, km. 39 |
Calle Goya, Colón ya queda atrás |
Sufría pero había superado los pensamientos negativos, ya era solo una cuestión de que el tiempo continuara pasando, cada metro… un metro menos.
Ya me había olvidado del cronómetro, mi objetivo “ideal” de bajar de 4 horas ya no iba a ser posible, pero terminar, ¡Terminaba!.
Kilómetro 40: paso en 3 horas 59 minutos 31 segundos, haciendo
este último tramo en 1 hora 4 minutos y 24 segundos, el ritmo medio ha bajado a
6:26’/k. al menos el tramo ya había quedado atrás,
¡Tramo superado!
¡Tramo superado!
Kilómetro 40 al 42 - Gloria
Suena en mi auricular Antonio Flores con el tema “Pongamos
que hablo de Madrid” es la canción que
tenía prevista para entrar a meta (suponiendo que hubiera entrado en 4 horas).
No ha sido así, suena a las 4 horas pero en el kilómetro 40, aunque ya estamos
ahí, ya no hay quién me detenga… “Allá donde se cruzan los caminos,… pongamos
que hablo de Madrid, de Madrid”.
Queda subir Ortega y Gasset y el resto de terreno es
favorable. El camino sigue plagado de animadores que gritan, cantan, “empujan”.
Estos dos kilómetros se hacen largos, pero los hago con seguridad, ya estoy convencido de que voy a llegar.
Príncipe de Vergara y entrada al Retiro, ¡La última recta!. Esa recta donde suelen terminar bastantes carreras en Madrid que se hace interminable… empiezas a pasar arcos, el de Gatorade, el de no so qué patrocinador, pero el de meta no llega nunca. Ya es cuestión sólo de seguir dando zancadas… y ¡Llegó!.
Estos dos kilómetros se hacen largos, pero los hago con seguridad, ya estoy convencido de que voy a llegar.
Príncipe de Vergara y entrada al Retiro, ¡La última recta!. Esa recta donde suelen terminar bastantes carreras en Madrid que se hace interminable… empiezas a pasar arcos, el de Gatorade, el de no so qué patrocinador, pero el de meta no llega nunca. Ya es cuestión sólo de seguir dando zancadas… y ¡Llegó!.
Acabó, no me queda energía ni para beber de la botella que
me dan. Sigo andando y salgo de la zona cerrada al encuentro de mi mujer, yo
creo que está más contenta ella que yo, a mí no me quedan fuerzas ni para estar
contento.
"Finisher" |
Posdata:
Termino con sabor agridulce.
Dulce: primero porque he conseguido terminar; segundo porque
he conseguido terminar no cualquier maratón, sino el Maratón de Madrid, que no es famoso precisamente por ser
fácil; tercero por haber mejorado mi marca, finalmente he hecho un tiempo neto
de 4:13:29, lo que supone mejorar la marca de 4:26:03 que había hecho el año
pasado en Sevilla (mi primer y único maratón hasta hoy); cuarto por haber conseguido terminar un maratón con zapatillas minimalistas y
esto para mi supone que he evolucionado como corredor, no por las
zapatillas en sí, sino porque para poder terminar un maratón con este tipo de
zapatillas hay que seguir un proceso de cambio en la forma de correr.
Agrio: porque mi concepto del running tiene dos premisas: (1) Superación, (2) Disfrutando. En este caso se ha dado la primera pero no la
segunda. En el anterior maratón de Sevilla, no voy a decir que no me costara
terminar, que no fuera muy cansado los últimos kilómetros, pero fui disfrutando
de la carrera desde el kilómetro 0 hasta el 42,195, no perdí la sonrisa en
ningún momento.
En este caso no ha sido así, la última parte de la carrera, no iba disfrutando cada metro, cada rincón, no iba empapándome del ambiente, de la compañía, únicamente podía pensar en convencerme a mi mismo de continuar y levantar la vista del suelo de vez en cuando, y esta no esta no es mi filosofía del running.
Respetando y admirando a todos aquellos que si tienen espíritu competitivo y su objetivo pasa por ganar el máximo número de segundos al crono en cada carrera, mi visión del running tiene esa segunda variable de disfrute.
Ahora toca reflexionar con calma, analizar cuales pueden haber sido las causas de llegar así a la última parte, si ha fallado el plan de entrenamiento, la estrategia de carrera,… y aprender de los errores para que la próxima vez vaya mejor.
En este caso no ha sido así, la última parte de la carrera, no iba disfrutando cada metro, cada rincón, no iba empapándome del ambiente, de la compañía, únicamente podía pensar en convencerme a mi mismo de continuar y levantar la vista del suelo de vez en cuando, y esta no esta no es mi filosofía del running.
Respetando y admirando a todos aquellos que si tienen espíritu competitivo y su objetivo pasa por ganar el máximo número de segundos al crono en cada carrera, mi visión del running tiene esa segunda variable de disfrute.
Ahora toca reflexionar con calma, analizar cuales pueden haber sido las causas de llegar así a la última parte, si ha fallado el plan de entrenamiento, la estrategia de carrera,… y aprender de los errores para que la próxima vez vaya mejor.
Superación pero disfrutando!
Según van pasando las horas el sabor dulce va tapando al
agrio, hay muchos motivos para estar contento, no solo por haber terminado,
haber terminado el maratón de Madrid, haber terminado el maratón de Madrid
mejorando marca, haber terminado el maratón de Madrid mejorando marca y con
zapatillas minimalistas, sino por todo lo vivido y toda la ilusión de los
últimos cuatro meses, donde he disfrutado cada entrenamiento, cada plan semanal cumplido, cada carrera del plan donde también he conseguido mejorar mis marcas
de 10 k y de media maratón disfrutando. Recuerdo especialmente la media maratón
donde además de bajar la marca disfruté muchísimo de la segunda mitad, me iba
sorprendiendo a mí mismo de cómo no solo iba aguantando el ritmo “fuerte”
(fuerte para mi) con el que empecé, sino que lo iba incrementando progresivamente. Empecé a 5’/k. y termine por debajo de 4’30"/k. Los entrenamientos para el
maratón estaban dando sus frutos.
Lo realmente importante es el camino.
Todo esfuerzo ha de tener su recompensa, así que al llegar a
casa hubo que celebrarlo y reponer fuerzas, todo en uno, con una buena carne y
un buen vino, viandas que hacía meses que no probaba.
sin palabras |
Pero la sorpresa mayor ha sido que tras dos días desde el
maratón:
¡¡ No tengo ninguna agujeta !!.
El lunes me levanté cansado, como no, pero sin ninguna secuela muscular, cero molestias. En el anterior maratón recuerdo que no estuve tan mal como me contaba todo el mundo (“no vas a poder ni andar”) pero sí que tenía agujetas y me costaba bajar escaleras.
En esta ocasión, nada. Alguna pequeña (muy pequeña) agujeta en los abductores y en los abdominales ayer lunes y hoy martes alguna agujeta también (pequeña) en los cuádriceps.
¿Explicación?
No lo sé. Lo único que se me ocurre es que el haber modificado la forma de correr hacia lo que llaman el “correr natural” (Inclinación, postura, dejar caer el cuerpo hacia delante; cadencia, pasos cortos; no talonar, apoyar el pie en la parte del metatarso,…) me ha hecho correr de forma más eficiente. ¿?.
Este sería otro motivo más de los “dulces”, haber sido capaz de adecuar el cuerpo para correr un maratón sin ningún tipo de secuela posterior.
¡¡ No tengo ninguna agujeta !!.
El lunes me levanté cansado, como no, pero sin ninguna secuela muscular, cero molestias. En el anterior maratón recuerdo que no estuve tan mal como me contaba todo el mundo (“no vas a poder ni andar”) pero sí que tenía agujetas y me costaba bajar escaleras.
En esta ocasión, nada. Alguna pequeña (muy pequeña) agujeta en los abductores y en los abdominales ayer lunes y hoy martes alguna agujeta también (pequeña) en los cuádriceps.
¿Explicación?
No lo sé. Lo único que se me ocurre es que el haber modificado la forma de correr hacia lo que llaman el “correr natural” (Inclinación, postura, dejar caer el cuerpo hacia delante; cadencia, pasos cortos; no talonar, apoyar el pie en la parte del metatarso,…) me ha hecho correr de forma más eficiente. ¿?.
Este sería otro motivo más de los “dulces”, haber sido capaz de adecuar el cuerpo para correr un maratón sin ningún tipo de secuela posterior.
Próximo objetivo: … ya hay algo rondadome por la cabeza, ya
veremos, eso sí, el próximo en menos de cuatro horas pero disfrutando durante
las cuatro.
“Si quieres correr,
corre una milla. Si quieres experimentar una vida diferente, corre un maratón”
(Emil Zatopek, atleta.
1922-2000)
Plano del recorrido:
La ruta en wikiloc --> aquí
Diario de entrenamiento:
Plano del recorrido:
La ruta en wikiloc --> aquí
Diario de entrenamiento:
Enhorabuena y gracias por llevarme contigo!!!!??
ResponderEliminarGracias a ti. A ver cuando hacemos una carrera juntos.
EliminarSolo por la buena pinta de runner que se te ha quedado ya ha merecido la pena. Hijo, estás cada día más pro!! Me he acordado mucho de Sevilla con tu relato, a mi también me costaron lo suyo los últimos kilómetros. Un abrazo fuerte y enhorabuena por tu segundo maratón!
ResponderEliminarPero tú bajaste de las 4 horas ca...ón! Campeón quería decir. Muchas gracias amigo.
EliminarEnhorabuena Fermín!. Buen trabajo. Hay que saber sufrir para llegar a conseguir la mítica meta de Filípedes.
ResponderEliminarYo tambíen logré terminar, consiguiendo clavar un ritmo muy lento pero constante de principio a fin, salvo del 36 al 40 que fúe una tortura y baje un poquito, pero siempre trotando, sin llegar nunca a andar ni pararme.
Finalmente 4:38 para mi primera maratón y muy satisfecho.
Además al llegar paré demasiado de golpe, pese a que sabía que podía ser peligroso (es complicado tener la cabeza fria y seguir andando un rato como recomiendan) y me dió un sincope (un par de desmayos) en la zona de fisioterapia que gracias al excelente trabajo de la gente del Samur se quedó en una anecdota.
Un abrazo y gracias por escribir este blog.
Reto superado!.
Enhorabuena Aitor!! Ya eres finisher!! Por la tarde mire la clasificación a ver si habías llegado, me alegre un montón. Enhorabuena y muchas gracias.
EliminarFelicitarte por lo conseguido y por compartirlo. Por mi parte, mi euforia inicial de prepararme una maratón se ha ido desvaneciendo y no me veo capaz de hacer lo que tú has hecho. Somos muchos los que admiramos el esfuerzo de los maratonianos. Enhorabuena!!
ResponderEliminarMuchas gracias Carles!!
EliminarY ánimo, cualquier decisión que tomes, si es lo que quieres, será correcta. Conozco muchos y buenos corredores que lo de la maratón no les atrae nada, pero si te apetece correrla, no te des por vencido antes de empezar, prepárala bien, con tiempo, con cabeza y serás tan capaz como yo o cualquiera de los miles de corredores que lo han conseguido.
Mucho ánimo y a disfrutar del running!!
Felicidades Fermin, te entiendo perfectamente y te animo, Superación y disfrute dos palabra claves para poder salir a correr todos los días. Tenemos que disfrutar corriendo, ya tenemos unos años, yo voy para los 51. He terminado varios maratones Sevilla, Valencia, Madrid-13, Berlin y siempre la superación podía al disfrute, bien es cierto que cada vez bajaba o mantenía los tiempos. En marzo fuimos al maraton de Barcelona, no fuí comodo desde el KM 7, siempre con esa sensación de que no llegaba, me cayó más de 15 min. y no pude sonreir ni al pasar la meta.Había sufrido como un perrillo apaleado, no tenía pensado correr el Maraton de Madrid despues de haber hecho el de Barna, pero necesitaba disfrutar corriendo, así que me apunte y me marqué una meta de 4H muy por encima de mis mejores tiempos, pero en todo momento quería disfrutar de la carrera, y así fue, con mucha calma manteniendo los tiempos de paso, con la cabeza despejada, oyendo al publico, buscando a mi pareja en los puntos de paso, disfrute hasta en las subidas a partir de la calle Segovia, al final 3h55' y feliz.
ResponderEliminarMuchas felicidades y gracias por compartir.
Luis
Muchas gracias Luis y enhorabuena por conseguirlo!!
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