Correr por la naturaleza es disfrutar, hacerlo por esta ruta
del parque natural de las Fragas del Eume en Galicia ha sido lo más divertido que
he hecho desde que corro con uso de razón.
25 de diciembre de
2014
De nuevo vacaciones de Navidad en Ferrol, hay que aprovechar
para correr y conocer nuevos sitios de esta tierra gallega.
Si el año pasado
hicimos un par de rutas con ciclogénesis explosiva (De Mugardos a Chanterio por Montefaro y Senda Artabra de Ponzos a Campelo), este año
que hace mejor tiempo no iba a ser menos, aquí va la primera de ellas, la
de interior, por las Fragas del Eume:
La ruta:
La ruta la iniciamos en el Centro de Atención al Visitante
del Parque Nacional, donde hay aparcamiento para el coche.
Llegamos hasta aquí desde
Pontedeume, cogiendo la CP-6902, que está señalizada con carteles de madera que
indican “Fragas do Eume”. Pasamos Chao de Ombre y en 3 o 4 kilómetros ya estamos
en las puertas de parque natural.
El camino que vamos a hacer sigue el trayecto del Rio Eume desde
la entrada al Parque Natural hasta el monasterio de Caaveiro y después vuelta
hasta punto de origen.
Circular por tanto, de unos 17 km. La ida en ascenso
pero muy suave, salvo la última cuesta de unos 500 m. para llegar al
monasterio. La vuelta en descenso.
Se puede correr por las dos vertientes del rio: la derecha
es senda, la más bonita, complicada y divertida. La izquierda es pista asfaltada
mucho más rápida y fácil, además prácticamente intransitada, al menos hoy día
de Navidad.
Mapa de situación ruta Fragas del Eume |
Mapa de detalle ruta Fragas del Eume |
La ruta en wikiloc --> aqui
El entorno:
Lo primero que me sorprende de este parque es lo distinto
que es este entorno habitual por el que suelo correr cuando vengo a Galicia.
Venimos
por la carretera desde Ferrol, entre montes poblados de eucaliptos. Llegamos a
Pontedeume, donde desemboca el rio Eume, transformando su agua dulce en el agua
salada de la ría de Ares y esa estampa costera de la bahía llena de barquitas. Subimos
por la carreta hacia el parque, por la Galicia rural, hórreos, aldeanos labrando el campo.
Y de repente entramos en las Fraguas del Eume y, ni
eucaliptos, ni barquitas, ni hórreos. Entras en un mundo rebosante de vegetación
autóctona: robles, castaños, abedules, helechos,… encerrados en un valle sombrío
que arropa al rio Eume en su viaje al mar.
Entrada al parque Fragas del Eume |
El running:
El día está estupendo para correr, nublado pero con buena
temperatura: 8 ó 9 grados y un frescor que invita a respirar hondo.
Desde el aparcamiento del centro de visitantes empezamos
a correr por la misma carretera que vinimos en coche, de momento la única
alternativa. El asfalto que hay sobre el suelo parece el único residuo humano
que se ve a nuestro alrededor, el resto es naturaleza, arboleda por todas
partes, helechos, musgo en los troncos, hojas secas por el suelo. El rio
también corre, pero en dirección contraria.
La arboleda es espesa, apenas deja ver el cielo, hoy
cubierto. Según la zona vamos encontrando diferentes especies, hay zonas con más robles (carballo
en galego), otras con más castaños y en la parte más pegada al rio abedules. Es
conocida también este bosque por contar con más de 20 especies diferentes de
helechos.
Poco antes del kilómetro 3 encontramos el primer puente
colgante, el de Cal Grande, por el que cruzamos el río a la otra vertiente para
seguir por la senda. Empezamos a pisar suelo de verdad y empieza lo más bonito
y divertido…
Cuando cruzas el puente y empiezas a avanzar por la senda
empieza el viaje por el tiempo. Te sientes integrado en la naturaleza. Podrías
estar en cualquier época, no hay trazas humanas que te sitúen en una época
concreta. Supongo que en otros meses más turísticos no será igual, pero hoy no
había ni un alma!!
Poder correr por aquí es un regalo de la naturaleza, vas agudizando
y disfrutando de todos los sentidos:
Las vistas son increíbles, idílicas. En este inverno tan
suave, casi otoño, los colores se multiplican en cientos de tonalidades: ocres,
verdes, grises, naranjas, marrones,… hojas, frutos, musgo, agua, roca, …
Los sonidos no se quedan atrás, se escucha la naturaleza. En
esta época no hay trinar de pájaros, pero sonidos no faltan. Hay zonas donde el
río se hace oír, y fuerte, baja con vigor, llamando la atención, buscando el
protagonismo. Otras sin embargo son zonas de auténtica paz, donde solo se oye
la calma.
Olores también encontramos, curiosamente y estando en
Galicia, aquí no huele a eucalipto. Sin embargo huele bien, no se identificar
los olores, no es un don que me caracterice, pero huele muy bien, a naturaleza,
a frescura, a campo, a bosque, a montaña.
Si hablamos de sentidos, el del tacto no se queda atrás. Las
sensaciones entran por la piel de todo el cuerpo, la temperatura, la humedad,…
pero por donde más: los pies. Correr por este manto de hojas es como correr por
una alfombra, una delicia.
Si además corres en sandalias, la integración y las
sensaciones se multiplican.
A los no familiarizados con el minimalismo, esto de correr
con sandalias por el campo les puede parecer una temeridad, a mí me lo hubiera
parecido hace un tiempo, pero nada más lejos de la realidad, una vez pasado el
periodo de aprendizaje y adaptación del pie, ¡¡Esto es lo más!!.
La mayor parte de la senda es terreno suave, más ahora con
el suelo cubierto de hojas. Correr por aquí es un cúmulo de sensaciones.
Normalmente íbamos a un ritmo suave, pero me encantaba también hacer algún
sprint cuando tenía que alcanzar a mi mujer porque me había quedado atrás
haciendo fotos (bastante a menudo, no lo podía evitar).
Era mi segunda salida con estas sandalias (Enix100) que
compré por tener la suela algo más gorda (10 mm.) que las que uso habitualmente
por asfalto (Enix050 con 5 mm. de suela). Cuando me llegaron y las vi, me parecía
difícil poder correr con algo tan gordo (hace unos meses me hubiera parecido imposible
correr con algo tan fino), pero la verdad es que se adaptan muy bien al pie y
protegen perfectamente la planta de cualquier piedra o accidente del terreno. Me
sorprendieron muy gratamente por la tranquilidad con la puedes correr sin
preocuparte en exceso de donde pones el pie. Ahora lo tengo claro, para correr
por el campo ya tengo lo único que necesito.
Lo del agua, merece capítulo aparte. Lo de pisar las zonas
encharcadas, cruzar los regatos metiendo los pies en el agua con total
normalidad, sin preocuparte por que las zapatillas y los calcetines se
encharquen y lleves el pie mojado todo el camino, esto ¡¡No tiene paragón!!.
Cómo
me divertí pisando y metiendo los pies en el agua y curiosamente (nunca antes
lo había hecho) sin ninguna sensación de frio sino todo lo contrario, de
placer. Todavía me viene la sonrisa a la boca cuando me acuerdo.
El último sentido, el del gusto, lo dejo para después, para
la recuperación… ¡¡Estamos en Galicia!! ;)
Por este parque natural, además de flora, también hay fauna,
pero claro, mucho más complicado de ver. Sí vimos a lo largo del camino
indicios de que algún jabalí debía haber estado retozando en el barro por allí.
También una sorpresa, un enorme cormorán negro se posó en la
rama de un árbol sobre el río.
Continuamos el camino, la mayor parte de él, alfombra de
hojas secas, un remanso de paz inmerso en la naturaleza, también algún tramo
complicado que requiere pasar andando y con cuidado. No es camino recomendable
para hacer en bici.
Sobre el kilómetro 6 llegamos al segundo puente colgante,
que nos da opción de continuar por la senda o seguir por la carretera, si la
senda te parece demasiado fuerte, porque aún queda algún punto complicado o
divertido, según cada uno, pero sobre todo quedan muchos puntos donde los
colores y la naturaleza te inunda, mejor unas imágenes:
Poco antes del kilómetro 8, después de cruzar un puentecillo
sobre el rio Sesin o Mazoca que vierte sus aguas al Eume, encontramos una
bifurcación de caminos, a la izquierda siguiendo el curso del Sesín un cartel
indica “monasterio de Caaveiro”. Siguiendo rectos por el curso del Eume no
indica nada.
Cogemos el camino del monasterio, que sabemos está justo
encima, pero tras unos doscientos metros de una senda preciosa que sigue el
Sesin, con constantes saltos de agua llegamos a un punto que hay cruzarlo, pero
lleva bastante agua y por las piedras no es posible. La alternativa es pasarlo
por encima de un troco caído de unos 5 ó 6 metros, sujetándose en otro. Mi
mujer no está por la labor, así que nos damos la vuelta hacia la otra senda.
Siguiendo esta senda, el camino es más largo pero el destino
es el mismo. En seguida llegamos a un nuevo puente donde empieza el camino
empedrado de unos 500 metros que sube hasta el monasterio. Hemos llegado a
destino.
Bueno, pues hemos hecho “cumbre”, el camino sigue bastantes
kilómetros por la orilla del Eume hasta un salto de agua, pero hoy no es el día
de continuar, nos están esperando para la comida de Navidad y ya llegamos
tarde!!.
Un momento de admiración de las vistas 360o que
se ve desde el monasterio. Una vueltecilla rápida por este monasterio del siglo
X, aunque los restos más antiguos que se conservan son del siglo XII, con
elementos románicos y barrocos bien conservados. Un trago de agua, unas
fotillos y a volver.
Para volver, dado que llevamos algo de prisa, elegimos la
carretera. Realmente es una pista forestal asfaltada, con un ligero desnivel
negativo (bajada), o sea que la vuelta puede ser mucho más rápida que la subida
y así es. Cogemos un ritmo de crucero bueno, sin paradas para fotos (alguna
parada técnica), sin zonas complicadas que sortear solo pista de asfalto por la
volar, así que nos ponemos en el punto de salida prácticamente en la mitad de
tiempo que hemos tardado en subir.
Hoy, día de Navidad, me siento afortunado por, en vez de
estar durmiendo o con resaca, haber tenido la posibilidad, la capacidad y la voluntad de
correr, con mi mujer, por esta maravilla de sitio, sentirme parte de la
naturaleza y haber disfrutado ¡¡Como un niño con sandalias nuevas!!. Desde que
corro con uso de razón, no recuerdo haberme divertido tanto corriendo, pisando
el agua, subiendo piedras,…
¡¡Felices fiestas a todos!!
Ay señor, jubílame pronto!!!
Otras rutas ferrolanas interesantes:
Que envidia! Parece un camino fantástico para correr
ResponderEliminarDesde luego. Me gustaría volver con más tiempo y preparación y seguir hacia arriba unos cuantos kilómetros más.
Eliminarfelicidades! esa sensación de "haber disfrutado" es lo que siempre recordarás de este día
ResponderEliminarQue bonica ruta y que forma de contarlo, las fotos preciosas y como dices es pa ir sin prisas. Un saludico.
ResponderEliminar