Camino Inglés de Santiago Corriendo y Caminando – Día 2 de 2: San Esteban de Cos – Santiago de Compostela (64 km.)


Relato del segundo de los días que dedicamos a caminar, recorrer, correr y conocer el Camino Inglés de Santiago. Hoy, con inicio en el punto donde nos habíamos quedado el día anterior, San Esteban de Cos, y final en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. 64k duros kilómetros con la resaca de los 61 km. del día anterior.


16 de julio de 2015

Buena cena, buen descanso, buen desayuno. Tocaba continuar con la segunda mitad del camino que nos llevaría hasta el destino final. Los cuerpos y los pies ya no estaban como al arrancar ayer, habían sumado 61 km al contador, pero a eso habíamos venido…

Día 2 – La ruta: San Esteban de Cos – Santiago de Compostela (64 km.)


Si la ruta del día anterior era la “marinera” por todos sus pueblos de ría por los que pasamos, esta es la rural. Aquí dejamos las Rías Altas atrás y nos echamos al monte.

El recorrido es mucho más despoblado que el día anterior, no se pasa por pueblos grandes casi hasta el final. Sobre el mapa, el trazado es más o menos una línea recta. Una distancia que en coche por la autopista no llegaría a 40 minutos a pie es otro cantar.

La altimetría, en general, es parecida al día anterior, unos 1.000 m. desnivel positivo acumulado, solo que al principio de la jornada tenemos una subida larga y pronunciada hasta llegar al punto más alto del camino. El resto más pequeñas.

Camino Ingles a Santiago, mapa de la ruta y altimetría segundo día
Camino Ingles a Santiago, mapa de la ruta y altimetría segundo día

Puedes navegar o descargarte los tracks de la ruta en el siguiente enlace de wikiloc --> aqui

Día 2 – La mañana: San Esteban de Cos – A Rua (29 km. etapa; km. 0 al 29 del día; km. 62 al 90 del camino)


Tras desayunar y dejar la habitación, desde la casa rural amablemente nos volvieron a llevar en coche hasta el mismo punto donde habíamos dejado el camino el día anterior en San Esteban de Cos, ¡¡Gracias!!, esto es servicio al cliente!!

La jornada de hoy, por el cansancio acumulado se preveía más interior, más silenciosa, de pensar más y hablar menos, de observar y reflexionar. Pasadas las nueve de la mañana, emprendemos la marcha.

Selfie en el punto de inicio en San Esteban de Cos
Selfie en el punto de inicio en San Esteban de Cos

Los primeros kilómetros del día discurrían por zona rural, tramos de subida y bajada aunque más de las primeras. Siguiendo las flechas amarillas por los caminos zigzagueando entre las fincas. Alternando asfalto y caminos de tierra.

Bifurcación señalizada
Bifurcación señalizada, recuerda, la dirección correcta es la que marcan las líneas de la concha

Pasamos del verde al amarillo
Pasamos del verde al amarillo

Mas campo abierto y menos bosque cerrado
Mas campo abierto y menos bosque cerrado

Cielo blanco, al menos parecía que haría menos calor que el día anterior
Cielo blanco, al menos parecía que haría menos calor que el día anterior
También bosque, continuos cambios de paisaje
También bosque, continuos cambios de paisaje, este con castaños

Pasamos por el camino algún pequeño grupo de peregrinos con camisetas amarillas que van a otro ritmo. Más adelante vemos un minibús parado en la carretera a modo de puesto de avituallamiento con bebidas y bocadillos para los peregrinos de las camisetas amarillas. Joer, ¡¡así sí se hace bien el camino!! Jeje.

Sobre el kilómetro 10 dejamos una carretera junto un lavadero (a lo largo del camino se ven unos cuantos) al lado del río Mero y, después de pasar una pequeña iglesia empezamos la subida fuerte del día.

A lo largo del camino, mil detalles que llaman la atención del forastero, como los privilegios del Sr. Cura o la primera vez en mi vida que veo un hórreo en uso, lleno de maíz.

Lavadero o fuente, aunque no nos atrevemos a beber
Lavadero o fuente, aunque no nos atrevemos a beber

Privilegios eclesiásticos
Privilegios eclesiásticos 

Hórreo cargado de maíz, que para eso eran, bueno, son
Hórreo cargado de maíz, que para eso eran, bueno, son, para aislar la cosecha de la humedad del suelo y los animales

Durante los siguientes 5 kilómetros subida y subida, hasta cruzar un puente por encima de la autopista y aún después un par o tres de kilómetros más subida. La más dura y larga de todo el camino.
Algunas de las rampas de esta larga cuesta tienen una inclinación tan fuerte que te obliga a llevar el cuerpo inclinado hacia delante.
El ritmo pasa a ser muy lento y aprovechamos también, ya que no tenemos autobús de avituallamiento, para tomar algunos frutos secos que llevamos en la mochila. Hoy no hay churros.


subidita en asfalto
subidita en asfalto

subidita en tierra
subidita en tierra

Poco a poco, paso a paso llegamos a la cima, el punto más alto del camino y, si ya habíamos pasado lo más duro, ya teníamos que llegar a Santiago.

Después un par de kilómetros de bajada donde nos animamos a trotar llegamos a Hospital de Bruma, punto donde el Camino Inglés se une con la otra variante del mismo que nace en el puerto de Coruña.

Aprovechando las bajadas para trotar
Aprovechando las bajadas para trotar
Por la derecha, como si la concha fuera una mano y los dedos marcaran la dirección
Por la derecha, como si la concha fuera una mano y los dedos marcaran la dirección, no siempre hay flecha

Vemos este Alberge más animado, incluso con varios grupos de peregrinos (en el día de ayer apenas vimos). En nuestro caso, como hacemos el camino de “piratas”, ya que no llevamos acreditación, la famosa cartilla “compostelana”, no tenemos necesidad de entrar ni en iglesias ni en albergues a sellarla, así que en este tampoco nos detenemos, es más, justo ese tramo lo pasamos corriendo para sorpresa de algunos peregrinos.

Tras cruzar Hospital de Bruma en el punto de la media maratón del día (21 km.) seguimos por una larga y recta carretera con desnivel favorable, lo que aprovechamos para seguir trotando.

Según nos vamos alejando de la costa y vamos metiéndonos en el interior el paisaje va cambiando. Aunque sigue habiendo bosques, sobre todo de eucaliptos pero también otros árboles: laureles, castaños,… cada vez se ven más maizales y tierras de cultivo.

Paisana recogiendo patatas a mano
Paisana recogiendo patatas a mano, ¿Cómo van a saber igual?

Maizal
Maizal

Cruzamos un pueblo curioso sobre todo por sus agro-esculturas y pasadas las dos y cuarto llegamos a A Rua. Según la información que llevamos, es el único punto con bares (un par) en los próximos kilómetros, por lo que elegimos uno de ellos y tras 29 km en el cuerpo nos sentamos a reponer fuerzas.

Montaña rusa de tractores
Montaña rusa de tractores

Parroquia de San Pelayo de Buscas
Parroquia de San Pelayo de Buscas con, dicen, la imagen del santo agonizando

No, hoy no tenemos la suerte de ayer con la comida. Nada de cocina, sólo tienen bocadillos fríos, concretamente dos. Solamente tiene pan para hacer 2 bocadillos, a elegir entre jamón, chorizo o queso en lonchas. En fin, al menos el pan es bueno y hay cerveza…

Bocadillo de jamón y caña de cerveza
Bocadillo de jamón y caña de cerveza

Día 2 – La sobremesa: A Rua – Sigüeiro (18 km. etapa; km 30 al 47 del día; km 91 al 108 km. camino)


Bueno, pues tras tan suculenta comida, un café y recargar agua, tocaba ponerse en pie, despacito, con cuidado, encajando poco a poco las piezas de las caderas, las piernas, los pies e iniciar la marcha muy lentamente. Uf! Lo que cuesta arrancar después de parar…

Aunque hacía menos calor que el día anterior, esta hora no se llama la hora de andar, se llama la hora de la siesta, pues por algo será. Con el estómago “lleno”, el calor, el cuerpo quejándose y la cabeza diciéndote ¿qué haces aquí andando pudiendo estar cómodamente tumbado en un sofá?, costaba avanzar.
Además parece que los ingenieros de caminos diseñan los caminos para que las cuestas vengan siempre en el peor momento. Bueno, la verdad es que nunca vienen bien. No había muchas cuestas, pero un par de rampitas nos tocó subir en la hora mala, intentábamos distraernos con el paisaje.

Ya hacía calor, Se agradecía la sombra y el frescor de los árboles
Ya hacía calor, Se agradecía la sombra y el frescor de los árboles

Hórreo tamaño XXL
Hórreo tamaño XXXL

Mar de maíz
Mar de maíz

Seguimos descubriendo flores diferentes
Seguimos descubriendo flores diferentes

Por el camino, encuentras aldeanos que te saludan y te desean “buen camino” pero alcanzamos a una señora que iba andando en la misma dirección que nosotros y llevaba ciruelas en una bolsa que además de saludarnos nos ofreció un par a cada uno. ¡¡Que fresquitas y que buenas estaban!! ¡¡Gracias Señora!!

Aprovechábamos las bajadas y el terreno favorable para trotar porque, aunque el cuerpo después de tantos kilómetros estaba ya muy tocado, viene muy bien alternar caminar con correr. La pisada es diferente, la forma de llevar los brazos también (extendidos vs. doblados) la biomecánica de los movimientos cambia, los músculos funcionan diferente. Creo que alternar periodos de caminar con otros de trote permite “descansar” ciertos músculos a ratos.

Los últimos 6 km. del tramo hasta llegar a Sigüeiro fueron los más aburridos. En el sentido de que íbamos por una pista forestar larguísima, paralela a la autopista aunque no se veía, y salvo alternar andar y trotar dependiendo del terreno y apartarnos cuando pasaba algún camión cargado de troncos y esperar que desapareciera la polvareda que dejaba, poco más.

kilómetros de pista forestal
kilómetros de pista forestal

La entrada a Sigüeiro ya fue más animada. Primero pasamos un polígono industrial, luego cruzamos un parque y después por el griterío que se escucha intuimos que había una piscina municipal, como así fue, ¡Que envidia!.

Cruzamos el pueblo y, en una plaza enfrente del edifico de la policía municipal vimos una frutería que nos pareció un oasis. Compramos un par de plátanos y un par de naranjas para cada uno. Serían las siete menos cuarto cuando nos sentamos en un banco al lado de una fuente, como auténticos peregrinos, a merendar ¡¡Qué fresquita la fruta y que buena!!  Nos recuperó el cuerpo y la mente.

Etapa 3: Sigüeiro – Santiago de Compostela (17 km. etapa; km 48 al 64 del día; km 109 al 125 del camino)


Cada vez costaba más moverse, sobre todo después de parar. Las lumbares, las piernas se quedaban rígidas, pero si habíamos llegado hasta aquí, ya no íbamos a abandonar. Así que poco a poco, como una vieja máquina de vapor (lo digo por mí, que mi mujer iba como una rosa) a engrasar las articulaciones y ponernos en marcha.

Salimos del pueblo siguiendo las indicaciones, por la carretera hasta cruzar el puente del río Lambre, donde veíamos como los niños se bañaban y se tiraban al río desde una soga.

Niños saltando y bañándose en el río Lambre
Niños saltando y bañándose en el río Lambre

Enseguida nos adentramos otra vez en el campo. Un largo y recto camino en subida. Tan recto que llegamos a un cruce, sobre el km 51, donde no encontramos ni rastro de conchas ni flechas amarillas, nos habíamos desviado del camino.

Echamos mano de la tecnología y descubrimos en la aplicación del móvil que no estábamos en el camino. Nos habíamos pasado algún cruce pero cogiendo otro camino que bajaba y pasaba por debajo de la autopista en aproximadamente un kilómetro volvíamos al redil.

Pues no, todavía no se ve Santiago
Pues no, todavía no se ve Santiago

Y así fue, enseguida volvimos a ver los mojones con la concha del peregrino y, curiosamente, el único en todo el camino que marcaba la distancia que faltaba al destino, concretamente 11,185 km. Ignoró si por algún motivo concreto está marcada esa distancia concreta.

Últimos 11,185 metros (si no nos volvemos a perder)
Últimos 11,185 metros (si no nos volvemos a perder)

De nuevo el camino se adentraba en el bosque, alguna zona rural, alguna bifurcación sin señalización visible en una zona de eucaliptos talados. Aunque después de comprobar cuál era el camino correcto en el móvil vimos en el suelo una señal “no oficial” que lo indicaba hecha con troncos y ramas.

Alguna cuesta más, quizás la última, pocas ganas ya de nada, ni siquiera de hacer fotos, pocas fuerzas y muchas ganas de llegar, hasta que en el kilómetro 59 apareció el polígono industrial de Tambre, el de Santiago, por lo tanto ya estábamos cerca…

… Pero no tanto, aún quedaban algunos kilómetros, cruzamos el polígono y, al menos, el tramo que faltaba era favorable, cuesta abajo, volvimos a trotar, lo que técnicamente se viene definiendo como “puto trote cochinero”, pero al menos, los últimos kilómetros los hacíamos corriendo, nada de andar, a lo campeón, sobre todo para que pasaran más rápido los kilómetros que faltaban.

Torres de la catedral a la vista!!
Torres de la catedral a la vista!! en este camino no hay monte del gozo, pero hay gozo!!

Llegamos a la plaza de la Paz, ya en zona urbana de Santiago ¡¡Compostela al fin!! De repente todos los males se nos pasaron, ya no nos dolía nada.

En esta zona las referencias eran confusas, las flechas marcaban un camino, las indicaciones que llevábamos en papel otro y la intuición otro diferente. Hicimos caso a la intuición, la de mi mujer claro, que para eso ella es gallega y ha “estudiao” en Santiago.

Empezamos a callejear: Rua da Pastoriza, Rua dos Basquiños, Rua dos Loureiros,… ya viendo desde algunos puntos las torres de la catedral y ¡Oh! Qué honor, ¡Nos reciben con fuegos artificiales!!. Bueno, supongo que no eran por nosotros, pero ahí estaban…

fuegos artificiales en honor
fuegos artificiales en honor a ... a alguien sería

Rua da Porta da Pena (que nombre más apropiado), calles ya llenas de gente, de turista, de bares, Praza de San Martiño, Praza da Inmaculada y a través de un pasadizo arcado y con músico incluido se divisaba ya la plaza del Obradoiro…

Monasterio de San Martiño
Monasterio de San Martiño, a las puertas ya

Calles de Santiago
Calles de Santiago, con sus terrazas esperando

La meta cada vez mas cerca...
La meta cada vez mas cerca...

Y ¡¡llegamos!!, aún con luz, ¡¡Lo habíamos conseguido!! ¡¡Camino de Santiago inglés completo, 125 km. en 2 días!!. Eran las 22:20 y estábamos en la plaza del Obradoiro. Llevábamos en marcha desde las 9:00 de la mañana, 64 km. en las piernas, 1.091 m. de desnivel positivo acumulado, 923 negativo, más los 61 km del día anterior.


Se imagina uno como se sentirían los peregrinos en otras épocas, después de tantos kilómetros, el llegar aquí.
Para los que no nos mueve la fe ni la búsqueda del perdón también es emocionante, aunque lo importante para nosotros no es el fin, sino el camino, haber hecho un buen camino, dos días intensos que recordar.


La mas grande y yo
La mas grande y yo


Mis pies y mis Enix después de 125 km.
Mis pies y mis Enix Sandals después de 125 km.

Unas fotos, pocas y malas porque la luz iba a menos y ya nos estaban esperando para llevarnos a nuestro refugio de hoy, La Casa Grande de Cornide. Así da gusto, que te vayan a buscar desde las casas rurales.

Este era nuestro paraíso después del camino, una casa rural histórica, con un jardín increíble, árboles centenarios, piscina, hórreos, palomar convertido en bodega, biblioteca con libros valiosos, en fin un sitio donde descansar y pasar el día siguiente de relax, ¡¡nos lo habíamos ganado!!

Casa Grande de Cornide, pero grande de verdad
Casa Grande de Cornide, pero grande de verdad

Piscina a pie de Hórreo
Piscina a pie de Hórreo

Pedazo magnolio centenario con banco alrededor
Pedazo magnolio centenario con banco alrededor

Antiguo palomar convertido en bodega, curioso por dentro
Antiguo palomar convertido en bodega, curioso por dentro


4 comentarios:

  1. Otra forma de hacerlo, el ir corriendo digo, pero creo que de este modo igual te pierdes muchos detalles y "disfrutas" menos del camino, lo mismo que cuando se hace en bici, opinión personal claro. Me has llevado cuatro años atrás http://arrierosky.blogspot.com.es/2011/01/mi-camino-de-santiago.html. Un saludico.

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    1. Hombre, correr, correr... no he echado las cuentas pero calculo que 2/3 de recorrido cada día lo haríamos andando. Si es verdad que el camino es un tema muy personal y cada uno lo hace a su manera. Nosotros ya conocíamos los pueblos por los que pasábamos, lo que no conocíamos era el camino. Un saludo

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  2. Tuvo que ser una aventura increíble. Nunca he sabido como poder hacerlo corriendo!! ¿Qué equipo llevabais? (Una muda en la mochila y ya está?)

    ¿Esas sandalias son las Enix? ¿Qué modelo es?

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    1. Sí, lo fue. En la mochila no llevábamos prácticamente nada, salvo agua, botiquín y algún fruto seco. En las dos casas rurales donde hicimos noche cada día previamente habíamos dejado una bolsa con ropa de cambio.
      Las sandalias sí son Enix, las que usé son un modelo que me "adelantó" Jordi para otra carrera y que saldrá a la venta creo que después del verano. Las Enix V2 me parece que las va a llamar. Un saludo.

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