Ferrol running (Ruta 9): de Campelo al Faro de Punta Frouxeira




Si las navidades pasadas cuando estuvimos en Ferrol ya fuimos a correr por la Senda Litoral Costa Ártabra (de Ponzos a Campelo), la parte que está señalizada, estas navidades continuamos con el running costero donde lo dejamos, en Campelo, hasta el faro de Punta Frouxeira.




27 de diciembre de 2014

La ruta:


La ruta es circular, unos 8 km de ida más unos 6 de vuelta. Salimos desde el pueblo que está cercano a la playa de Campelo (Montefaro según Google map) e intentamos correr costeando, difícil, hasta el Faro de Punta Frouxeira, para volver después de nuevo al punto de origen.

El terreno es variado: pista forestal, senda y asfalto. El desnivel, salvo una cuesta de un kilómetro y medio al inicio para subir al Alto de Campelo (y parecida a la vuelta), el resto con subidas y bajadas pero no de mucho desnivel.



La ruta en wikiloc --> aqui

El running:

Como decía al inicio, ya habíamos corrido el año anterior por parte de esta costa Ártabra, la senda señalizada y acondicionada que hay desde la playa de Ponzos hasta la playa de Campelo. 

Ahora queríamos correr otro tramo de costa, desde donde lo dejamos el año anterior hasta Punta Frouxeira, pero a diferencia del tramo anterior, este no está acondicionado ni señalizado, por lo que fue complicado seguir una senda concreta cercana a la costa y tuvimos que improvisar nuestro propio camino, en algunas ocasiones sin vistas del mar y con más asfalto del deseado.

Salimos, no desde la playa hasta donde habíamos llegado el año anterior, sino desde las casas que están arriba. Tras dar una vuelta por la aldea intentando intuir que camino coger y donde podíamos dejar el coche sin molestar (aparcamientos no hay), empezamos a correr por lo que creíamos era la dirección adecuada.

Las directrices eran simples: teníamos que ir en dirección norte, lo más cerca del mar que se pudiera, así que salimos del pueblo en esa dirección y cogimos una pista forestal que subía entre eucaliptos. A la derecha quedaba el valle, a la izquierda monte, aún no se veía el mar, de momento solo verde, nada de azul.



En, aproximadamente, un kilómetro y  medio de subida continua entre eucaliptos, encontramos una bifurcación de caminos, marcada por una pintura rupestre…





Podíamos elegir entre el camino de la izquierda y seguir subiendo o el camino de la derecha y empezar a bajar. Elegimos el camino de la derecha, pero no por no subir más, que si hay que subir se sube… fue porque el de la derecha es el que iba hacia el norte, qué sí.

En unos pocos metros, ya por senda entre toxos, sí empezamos a ver mar. Llegamos a unas de las muchas instalaciones militares abandonadas que hay por todo el Golfo Ártabro.

Estas son las baterías de Campelo Alto. Todas estas baterías se montaron a principios del siglo XX para proteger la Base Naval de Ferrol. Hoy solo queda ruinas y un montón de túneles, pero por las marcas y los restos ya se aprecia que los cañones y piezas de artillería que había aquí debían ser importantes. 

Desde luego, ha quedado lo mejor: las vistas. Desde aquí se aprecia punta Sardás, Meirás, la playa de Meirás donde desemboca el rio, Portonovo, Islote Castelo y punta Frouxeira donde está el faro hasta donde queremos llegar.






Desde aquí seguimos bajando atravesando una zona de pinar. Al llegar a zona poblada, intentamos buscar alguna senda que nos permita seguir costeando, pero tras el intento tenemos que dar la vuelta y cruzar el pueblo hasta bajar a la playa de Meirás.




Desde luego, no está la playa con en verano. Prácticamente desierta salvo un par de paisanos que mirar a “estos locos que corren”.

En esta playa desemboca un río. No parece factible cruzarlo hoy para llegar a la otra orilla. Tenemos que subir de la playa y rodearla por la zona poblada para llegar al otro lado.



Una vez en el otro lado de la playa, tampoco encontramos senda costera por la que seguir, por lo que cogemos carretera (y manta) entre el km. 5 y el destino final en el kilómetro 8. El faro de Punta Frouxeira.








El faro de Punta Frouxeira no es un faro tradicional sino vanguardista, de 1992. Para gustos, los colores. A mí me gusta.

El faro también está asentado sobre una antigua zona militar, rodeado de antiguas zonas de vigilancia costera y con unos cuantos túneles. Si se va con tiempo y ganas (y una linterna) se puede entrar por los túneles que desembocan en unos increíbles miradores en medio del  acantilado.
Yo lo he hecho otras veces, incluso pasando con las niñas, no sé cómo estará ahora, hoy no nos íbamos a entretener.



Lo peor de esta zona es que siempre hay muchísimo viento. Aunque las vistas en todas direcciones merecen la pena, hacia el sur tenemos Alto Campelo y al norte el enorme arenal de la playa de Valdoviño (vaya a este lado no he hecho ninguna foto), no podemos quedarnos mucho tiempo parados porque el viento es helador.





Hora de volver. Para la vuelta íbamos a intentar llegar por algún camino que habíamos visto en la ida más cercano a la costa pero que en la ida no nos habíamos decidido a coger por no tener claro que tuviera salida y porque se veían demasiados charcos y barro. Ahora desde el final, se veía de otra manera.

Lo cogimos, desde cerca del faro, el camino enseguida se convirtió en senda. Más costero y, desde luego, mucho más natural que la carretera de ida. Desde esta senda sí se oía el mar y se respiraba salado.

El terreno era blando: hierba, esparto y en algunas ocasiones arena. Las vista, roca y acantilado durante el kilómetro y medio aproximadamente que recorrimos hasta llegar al playa del Puerto (do Porto) donde hay cosas bonitas como la playa o la ermita y cosas no tan bonitas como la piscifactoría.





La playa del Puerto me parece la más distinta de la zona: pequeña, arena oscura y piedras, pero también tiene su encanto. La Ermita de Nuestra Señora del Puerto está en lo alto de un islote al que solo se puede llegar con marea baja. Como todo en Galicia, tiene su leyenda. Cuentan que unos pescadores se encontraron la imagen de la virgen en el mar, la llevaron a tierra, pero al día siguiente la volvieron a encontrar en el mar, por lo que decidieron construirla una ermita sobre las rocas.



Desde aquí ya se veía el destino: Meirás y el Alto de Campelo. Hacía allá continuamos, primero siguiendo el sendero y los buenos charcos que nos habían hecho desestimar el camino a la ida, después cruzamos Meirás, ahora si bajar hasta la playa y luego subimos el monte entre eucaliptos, ahora también por otro camino más recto…






… y llegamos al coche. Otro trocito más de costa recorrida, ya queda menos para llegar hasta San Andrés de Teixido, donde dicen que “vai de morto quen non foi de vivo”.

Pero de momento, nos conformamos con volver a casa donde ya no estaban esperando con un aperitivo ligero para recuperar sales…




2 comentarios:

  1. Vas a tener que hacer la serie de "un país en mis sandalias" jeje. Un saludico.

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    1. Feliz año Paco!! Ya me gustaría a mi poder correr por más sitios... tengo pendiente Murcia.

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