Running minimalista con huaraches – Segundo movimiento





Avances en la transición o adaptación al running minimalista con huaraches. Tras la fabricación y primera salida con mis sandalias de correr que ya relaté en “Huaraches – primeras impresiones” hace un mes, comparto ahora las novedades acaecidas durante este tiempo. 



22 de junio 2014

La verdad es que no está sido una transición ejemplar, no he ido tan “poco a poco” ni he sido tan constante como debería, pero es lo que he podido hacer. En paralelo estoy entrenando para Caminar/Correr los 100 km. de la Oxfam Intermon Trailwalker el próximo 5 de julio y en estos momentos, este reto es lo prioritario. 


Tras entrenar varios tramos de la prueba para conocer bien el terreno me he convencido que aún no tengo los pies preparados para hacer ni siquiera un tramo con las huaraches, como me hubiera gustado (al menos el último). Así que haré la prueba intercambiando los dos pares de New Balance Minimus que tengo: las MT10v2 con su suela de “plastilina” (los tramos más suaves) y las MT1010v2 (suela más dura pero más pesada y menos cómodas) los tramos más pedregosos. 




Pero a lo que vamos, las huaraches. Durante este mes ha habido 4 salidas, una por semana y todas ellas con balance positivo:




Segunda salida: 1-6-2014 – 8 km.





Aprovechamos que tenemos “abuela/canguro” en casa, salgo a correr con mi mujer (también corredora minimalista pero aún no decidida a probar las huaraches). 
La idea es hacer un rodaje largo por el campo (ella también está preparando la Trailwalker). Llegar al Parque Regional del Sureste, dar una vuelta al Soto de las Juntas, otra a la Laguna del Campillo y volver, unos 20 km. Salgo con las huaraches y me llevo las MT1010v2 en la mochila. 




Los primeros 4 km. son por carril bici, terreno favorable y suave para correr con las huaraches, vamos a un ritmo muy tranquilo (sobre 7 min/km.) y aprovechando que voy con ella, voy copiando su cadencia (mayor que la mía). Muy buenas sensaciones en los pies.




Aproximadamente en el km. 4 dejamos el terreno asfaltado y entramos en camino de tierra compactada con zonas de gravilla. Esto ya es otra cosa, ya hay que mirar donde pones los pies, pero no puedo evitar que algunas piedras me hagan daño, está claro que me queda mucho que endurecer.



No voy mal, salvo algunas piedras, pero ya no tan cómodo como en asfalto, aun así estos segundos 4 km. los hacemos un poco más rápido que los primeros, sobre 6:30 min/km.





En el kilómetro 8, paramos y me pongo las zapatillas. Considero que ya es suficiente para los pies. Son 2 km. más que en la primera salida y 4 de estos con terreno difícil. El resto de kilómetros hasta los 20 los hago con zapatillas. A pesar de la piedras, ponerse los calcetines y las zapatillas no me apetece nada, siento “agobio” en los pies, pero después relax en la planta al poder pisar la grava sin temor.





El día después, tengo las plantas de los pies un poco “sensibles” pero nada grave, ni ampollas, ni dolores, ni “na” de “na”.






Tercera Salida: 7-6-2014 – 10 km.





Tercera salida con huaraches, empiezo un poco tocado de los soleos, unos días antes había estado dándome un poco de caña con las Brooks Pure Drift (con las que hice el maratón, pero ahora ya sin plantilla, o sea, drop 0). 




Esta vez todo el trayecto es sobre asfalto, la idea es incrementar en otros 2 kilómetros el entrenamiento, hacer 10 km. a un ritmo tranquilo, entre 7:30 y 6 min/km. según el desnivel.




Empiezo bien, bastante cómodo, frescor, libertad de dedos, miradas furtivas, me siento “flex”, pero según van pasado los kilómetros voy notando más molestia en el soleo izquierdo y termino con leve dolor. 

Llego a casa preocupado. Estiro bien y me hecho Traumeel.




Mira que habré leído veces que hay que ir muy poco a poco, pero… Por otra parte, me cuesta entender por qué se cargan tantos los soleos (por lo que veo en internet no soy el único) si en teoría con esta mejor técnica de carrera se deberían usar menos estos músculos que cuando talonas y más los músculos grandes del muslo. ¿?




El día después, había quedado para dar dos vueltas a la tapia de la casa de campo (una corriendo y otra andando) con el equipo con el que voy a participar en la Trailwalker. Voy con preocupación de tener que parar, pero no, doy las dos vueltas planificadas sin problema. En una de ellas me cruce con un “fivefingers”.



Cuarta Salida: 11-6-2014 – 8 km.




Esta semana sólo dispongo de 50 minutos hoy mientras dejo a una de mis hijas en sus actividades para seguir entrenando con pies “semi-descalzos”. Así que decido darme un poco de caña.




Trayecto urbano: asfalto, acera, paseo de cemento, carril bici,… Empiezo muy suave, sobre 7:20 min/km., pero me voy acelerando poco a poco para terminar a 5:20. 
Ninguna sensación negativa en los pies. Salvo el día de las piedras por el campo, por asfalto voy bastante bien, sin ninguna molestia importante, salvo notar los metatarsos un poco más “sensibles” de lo normal.




El día después, sí que me noto un poco tocado de los gemelos.





Quinta Salida: 19-6-2014 – 12 km.





Jueves, pero en Madrid, fiesta. Me escapo un rato a última hora de la tarde con las huaraches. 

Mi idea es seguir la progresión y hacer 2 km. más, hasta los 12 km. Empiezo a 7 min/km. y voy en progresivo hasta terminar a 5:30. 

Voy cómodo, pero aun no voy relajado. Aunque el pie no se mueve en la suela, sigo con la sensación de que se me va a salir.




Sigo tratando de aumentar la cadencia y pisar más atrás, pero me sigue costando. Aterrizo con el metatarso, eso lo noto claramente, pero a veces, cuando me relajo noto que nada más apoyar el metatarso cae el talón. Aun me queda mucho que mejorar…




En la mitad del camino… ¡Tormenta de verano!, la verdad que se agradece la ducha, hace bastante calor. La novedad es como me irán las huaraches con la lluvia. No diluvia, es una lluvia suave, pero el suelo se moja completamente y yo también.




La suela se agarra bien al suelo, no doy ningún resbalón (voy por asfalto y carril bici). Tampoco noto que el pie se resbale sobre la suela, me mantiene bien sujeto.





En los últimos kilómetros noto una molestia en el exterior del metatarso izquierdo, a la altura del meñique. Cuando llego a casa no veo claro si es una quemadura del rozamiento (cosa que me extraña porque en mi otro deporte descalzo, el karate, sí que se curten bien los pies en este sentido, de “rozarlos” por el tatami), un hematoma de haberse metido alguna piedrecilla entre la suela y el pie, una ampolla o de todo un poco. 

Tampoco sé la causa, si será por influencia del agua de la lluvia, por haberme pasado de kilómetros o por ambas cosas.




El fin de semana después, o sea, este, la ampolla/hematoma/quemadura no me ha impedido andar 12 km. y correr 22.

Conclusión:


Creo que no voy mal. Seguiremos entrenando, porque me parece que en septiembre me voy a lanzar a correr mis primeros 10k con huaraches, seguramente el Madrid Corre por Madrid.




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