Primera etapa de la Desert Run ¡Bienvenidos a correr por el desierto! ¡Bienvenidos a Marruecos!. Para abrir boca, 15 km. algunos por las impresionantes dunas que rodean el hotel Xaluca cerda de Arfoud.
Jueves, 31 de octubre de 2013
La etapa:
La primera etapa de 15 km. es circular. Salimos y llegamos a
la parte de atrás del hotel Xaluca donde dormimos, al norte de la ciudad de Arfoud.
Toda la etapa discurre por el desierto, aunque no todo el desierto son dunas.
El terreno es prácticamente plano, no hay desniveles, salvo las subida y
bajadas de dunas en los tramos que las hay, que son: un par de kilómetros al
principio, antes del kilómetro 9 y las mas grandes y bonitas al final sobre el
kilómetro 11 hasta poco antes de meta. El resto del terreno es desierto pero no
dunas, es decir camino de tierra, en algunos casos pedregoso...
El mapa de la primera etapa |
La ruta en wikiloc --> aquí
La Carrera
¡¡¡Quiquirikiiiii!!
La alarma del Polar cantó a las 6:00,
despertamos a las niñas y fuimos a desayunar. Coincidimos con alguno de la mesa
en que tampoco habían descansado mucho. Tras un desayuno energético: pan, pastelería
árabe, yogurt, café,.. volvimos a la habitación a vestirnos de faena. Seguíamos
con la incertidumbre de cómo quedarían las niñas durante la carrera.
Recogimos el dorsal y bolsa del corredor y observamos el
ambiente, se veían sonrisas tensas por la felicidad de estar allí e
incertidumbre de cómo sería el recorrido, sobre todo, ¡¡Ganas de empezar ya!!
La calma que precede a la tempestad... |
Hoy vamos de azul, con la novedad de correr con cubre botas
en las zapatillas para evitar (o minimizar) la entrada de arena.
hoy de azul, camiseta reciclá pero cómoda |
Como ya habíamos hablado la noche anterior con los padres de
otros niños, mejor que todos los niños se quedaran juntos (un rato después ya
no había quien los separara). Otro padre confirmó que podían seguir la carrera
desde los coches, además una madre de otras niñas, que no corría, les podría
echar un ojo… si se dejaban.
A la carrera, todos ya detrás del arco de salida y el
Maestro Martín Fiz da la salida. ¡¡Esto ha empezado!! Salimos en cola de
pelotón intentando no dejarnos llevar por la emoción y controlar que no se
desboque el ritmo. Nosotros hemos venido con el objetivo de terminar las tres etapas, y para
eso tenemos que ir conservones y reservando fuerzas para la última etapa.
La serpiente multicolor |
En seguida el grupo se estira y tras alejarnos un poco del
hotel empiezan las dunas del primer kilómetro, de momento, no muy altas pero el
paisaje ya es increíble: arena, ondas, sombras, no ha habido que esperar mucho
para empezar a flipar.
¡¡Ahí va mi chica!! |
De momento no vamos los últimos |
Estas primeras dunas se pasan bien y en un par de kilómetros
llegamos a terreno más duro y pedregoso. Aunque no las pisamos, las dunas siguen
dibujando el paisaje a lo lejos.
buena pisada, buena inclinación ¿o es la foto que está torcida? |
En el kilómetro 4 encontramos el primer avituallamiento. Nos
alegra ver a las niñas esperándonos con botellas de agua en la mano. Gritan, nos
animan... a su modo –“Mama, ¡¡todavía te quedan 11 km!!”-. Paramos a beber, nos
refrescamos, les damos un beso y seguimos.
¡¡ Papá!!, ¡¡Mamá!! |
Todo el camino está señalizado con flechas de cal, vamos
corriendo sobre una explanada de no sé cuantos kilómetros en todas direcciones,
sin apenas vegetación.
Un puntito negro entre los árboles es Martín Fiz que nos saca unos metros... |
Entre la inmensidad del desierto, de vez en cuando se ve
vida, pasamos por una zona de palmeras ¿un oasis? Por lo general no se ve vida
animal (aunque seguro que la hay, nocturna).
todo recto |
Hasta el siguiente avituallamiento el terreno sigue siendo
plano, pedregoso. El desierto infinito, descomunal, inmenso. El camino recto.
Este soy yo |
Mi compañera de fatigas se va acelerando continuamente, le
voy recordando que todavía falta mucho, hay que guardar fuerzas, de momento no
nos faltan.
Desierto sin dunas |
Me sorprende ver cómo, en la parte de atrás del pelotón, que
es donde vamos nosotros, hay algunos corredores que hacen tramos andando / tramos corriendo y aún así mantienen el mismo ritmo que nosotros, a otros los
vamos pasando.
Ahora andando, pero esta chica acabó las tres etapas |
Por el kilómetro 9, nuevas dunas en un tramo corto, y de
nuevo terreno pedregoso hasta el 13.
Seguimos subiendo |
Corredores desperdigados, uno a la derecha, otro al fondo a la izquierda |
sigue la flecha... |
Aquí si que hay de nuevo dunas y más grandes que las
primeras. Es divertido dejarse empujar por la gravedad en las bajadas, menos
divertido es subirlas.
Por las pisadas podemos deducir que no somos los primeros que pasamos por aquí |
Esto es un espectáculo inolvidable, duro pero inimaginable
antes de venir.
¡Sin palabras!.... bueno, sí, después de hacer la foto me tocaba acelerar para cogerla |
Ahora sí que está entrando arena en la zapatilla, ni cubre
botas ni na, aquí hay mucha arena.
Todas las dunas las subimos corriendo, sin andar |
Terminan las dunas en el kilómetro 14 y por esta zona se
observan sistemas artesanales para evitar el avance de las dunas.
muros de contención dunal para que el desierto no se salga de su sitio |
Ya vemos el hotel a lo lejos, ya queda poco para el arco de
meta.
Las murallas del hotel al fondo |
Allí están también nuestras hijas, la pequeña viene
corriendo para entrar a meta con nosotros y la mayor hace de fotógrafa del
acto.
Entrando en meta con la peque |
Entramos, primera etapa superada, nos sentimos muuuuuy bien,
¡¡hasta nos entrevista Alex Calabuig, parecemos campeones!!.
Unas bebidas, unos plátanos para recuperar, estiramientos,
sacar los dos kilos de arena de cada zapatilla...como se puede ver a continuación:
... y a la habitación a ducharnos. En este momento
descubrimos que ya nuestras hijas no nos necesitan, es más... les estorbamos.
Nos piden permiso y se largan a la piscina con sus nuevos amigos.
Piscina cubierta y jacuzzi, de momento en tranquilidad |
El guardián, de la tribu de los watusi, mas de 2 metros |
La etapa ha ido muy bien, hemos disfrutado muchísimo del
paisaje, del entorno. Hemos conservado fuerzas y hemos llegado bastante
enteros. No hacía excesivo calor, se corría bien. Entramos en poco más de 1
hora y 45 minutos a una media de aproximadamente 7 min/km., con kilómetros
rápidos a 6 min/km y kilómetros duneros a 10 min/km.
La aventura
Tras descansar en este oasis de hotel y comer, quedamos en
la recepción con las maletas ya hechas. Este es un viaje muy nómada, cada día
vamos a dormir en un sitio distinto.
Vamos a partir para el desierto de Erg
Chebbi y para ello, qué mejor que protegernos al estilo local con el turbante
tuareg.
La familia piernas, todos de Brooks excepto la díscola de mi hija mayor, de Asics |
Salimos en los Toyota dirección sur. Primero haremos una
parada en una zona del desierto plagada de fósiles. Increíble, en cualquier
roca que mires identificas fósiles.
Fósiles del cretácico por todas partes |
calycoceras |
Aquí no hay problemas para encontrar aparcamiento, ni
siquiera aunque vayas con 30 todoterrenos.
tal cual están los coches van a salir disparados en un rato |
También hay parking local para motos.
Equipo MotoGP Repsol-Honda |
Desde allí continuamos el camino hacia Erg Chebbi
atravesando el desierto, y cuando digo atravesando quiero decir que no vamos en
caravana por una carretera o camino como cabría esperar un europeo, aquí la
pista es de kilómetros de ancho y los 4x4 van a toda mecha en paralelo por
todas partes. ¡¡Impresionante!!
Dromedarios por el desierto, al fondo a la derecha Erg Chebbi |
El nº 2 nos saca ventaja... de momento |
Llegamos a la zona del Bivouac de la Belle Etoile, la estampa es
inolvidable, las formas de las dunas, los colores,...
Erg Chebbi |
Desde aquí nos montamos en dromedarios y subimos hacia la
cresta de las dunas. Estas dunas son mucho más increíbles que las de la carrera de la mañana, no me hago una idea de
cuantos metros de altura tendrán, por aquí sí que sería difícil correr
(“impossible is nothing” que dice alguno).
La expedición ahora en dromedario |
El ritmo es lento, de dromedario, pero vamos avanzando por
la arena sin parar de hacer fotos. Es posible que después todas las fotos me
parezcan iguales, pero no puedo dejar de hacer fotos ante tal espectáculo.
y así todo |
Es curioso ver como en los “valles” de las dunas se van
acumulando las “caquitas” de dromedario que caen rodando hasta allí.
ya falta menos |
Llegados a la cima, nuestro camellero decidió aparcar su
dromedario a los pies de la duna más alta y nos tocó subir a pie una pared
dunal de 50 metros. Mi hija María daba un paso para delante y dos para atrás… (ya
lo decía el profeta Ricki Martin “un pasito pa’lante María...·). Muy complicado
subir por esa arena tan vertical (parte del programa: endurecimiento gemelar),
pero conseguimos llegar a la cresta, allí extendió el camellero su alfombra de Alibabá
y nos sentamos a esperar la puesta de sol.
disfrutando el momento "carpe diem" |
Las niñas nunca habían visto un parque de arena tan grande |
El espectáculo era magnifico, no solo la puesta de sol en
sí, sino también el periodo anterior en que las sombras de las dunas se iban
alargando, así como los tonos anaranjado intenso de la arena según iba cayendo
el sol.
las sombras se van alargando |
y el sol cae |
Si difícil fue subir... muy divertido fue bajar. Sobre la
misma alfombra que habíamos contemplando la puesta de sol, se colocaron las
princesas y se tiraron duna abajo conducidas por el camellero hasta el
aparcamiento de dromedarios.
Ni en Port Aventura se lo pasaron tan bien |
Después del “descenso de rápidos” y tomar un té para el
susto en la misma duna, volvimos en dromedario al Bivouac donde pasaríamos la
noche.
Este alojamiento no tiene nada que ver con el anterior, no teníamos habitaciones sino haimas, tiendas de campaña hechas de tela confeccionada
con pelo de camello, y los servicios...
eran “servicios mínimos”. Una bombilla en la haima que tardaron en encender, baños comunes y nada de
enchufes, a alguno se le veía como un zombie con el móvil en una mano y el
cargador en la otra buscando electricidad… En cualquier caso, la falta de
comodidades occidentales era compensada con creces con el entorno, estábamos en
medio del desierto, la nada en kilómetros alrededor, silencio, oscuridad y
millones de estrellas.
Tras acomodar las maletas en la haima y ponernos las
chilabas que nos dieron para la ocasión fuimos a la zona común a tomarnos una
cerveza, en este caso no tenían la local Flag, solo había Heineken... habrá que
adaptarse a las condiciones del desierto.
Alrededor de la hoguera se fueron acomodando los corredores
y acompañantes esperando “instrucciones” del Master Joan para el día siguiente,
siempre acompañados de banda de música local.
Lo corredores van llegando al calor de la hogera |
En todo momento, no faltó la música en vivo |
Llegó la hora de cenar, gastronomía marroquí: cuscús,
tajines, cordero a lo “mechoui”,por supuesto, siempre acompañados de folklore local, vamos lo que en España viene siendo la
tuna.
El posadero orgulloso va mostrando por las mesas el manjar |
Tras cenar, linterna en mano, volvimos a
nuestra haima a descansar para la etapa siguiente.
La habitación |
Continuará…
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